“Ese derecho a la manifestación es totalmente legítimo, porque está dentro de la Constitución, pero se tiene que diferenciar la provocación para una pelea y que termina en una reacción mía. Me parece aberrante lo que hicieron en contra de mujeres que nada tenían que ver, el camino de la violencia genera más violencia”, criticó Villamayor en conversación con La Unión, recordando que él reaccionó luego de que una persona que componía el grupo que lo estaba escrachando le derramara vino y champaña a su esposa, con quien compartía en ese restaurante.
Aclaró que no tomará acciones legales, pero “no voy a dejar de denunciar el uso de la violencia indistinta contra mujeres, madres de familia”. “Es aberrante lo que se hizo. No son funcionarios públicos. Son mujeres y merecen ser respetadas”, dijo el jefe de Gabinete, añadiendo que “la agresión a mi mujer es la que me duele y la voy a defender, se trató de instalar incluso que yo traté de agredir a una mujer y se escucha claramente en el video que yo dije que ‘con las mujeres no’. Además de la misoginia, trataron de mentir”.
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Villamayor indicó que, al percatarse de lo ocurrido con su esposa, fue allí que se levantó de su silla para pedir a las personas “que no se metan con mi señora”, momento en que recibió la agresión física por parte de un hombre identificado como Darío Felipe Giménez.
En ese sentido, afirmó que Giménez y su familia pertenecen al cartismo, aunque aclaró que no cree que el ataque haya sido dirigido desde ese movimiento.
Antecedente
El jefe de Gabinete de la Presidencia de la República, Juan Ernesto Villamayor, en enredó a golpes con personas que lo estaban escrachando en un restaurante asunceno pidiéndole que salga del lugar. Ocurrió este sábado por la noche. Después del incidente, el hombre fuerte del Gobierno de Mario Abdo Benítez terminó saliendo del sitio, al que había asistido en compañía de su familia.
Villamayor viene estando desde hace semanas en el ojo de la opinión y la crítica pública, especialmente por su protagonismo en el “acuerdo” al que se pretendió llegar en el marco de la deuda que carga Petróleos Paraguayos (PETROPAR) con Petróleos de Venezuela (PDVSA), “arreglo” que tuvo origen a fines de 2019 pero que recién se tuvo conocimiento en enero pasado a través de una publicación del medio estadounidense The Washington Post.