“Acá la gente les paga a las criaturas para que les tiren sus basuras. Es una vergüenza”, repudió Lucio Quiñónez, uno de los vecinos del lugar, en diálogo con La Unión.
Indicó que esta situación le ha llevado a discutirse y pelearse con otros vecinos, a quien les ha pedido conciencia sobre el cauce, el cual ha adquirido un color negro.