En la equitación el cuidado del animal es tan importante como el adiestramiento del mismo. Así lo entiende la amazona neerlandesa Adelinde Cornelissen, que competía en los Juegos Olímpicos de Río con su caballo Parzival. El animal tenía fiebre antes de iniciar la competición y la deportista tuvo claro que su salud era lo primero: optó por salir a la arena solo para saludar al público y despedirse. “Con tal de protegerlo, decidí renunciar… Mi compañero, mi amigo, el caballo que lo ha dado todo por mí toda su vida no se merece que lo ponga en peligro“, explicó en Facebook la ganadora de una medalla de bronce y otra de plata en Londres 2012.
Cornelissen relató que había decidido hace pocas fechas no competir, ya que el estado de salud de ‘Parzi’, como se refiere a su caballo de manera cariñosa, no era el óptimo. Pero tras varios exámenes médicos se llegó a la conclusión de que el animal había mejorado y podía competir. Sin embargo, minutos antes de iniciar la prueba de equitación su temperatura corporal volvió a subir y Cornelissen decidió abandonar los JJ.OO.
“La conclusión fue que el caballo había sido mordido por un insecto, araña o algún tipo de animal que produce sustancias tóxicas”, contó la holandesa en Facebook. En estos momentos ‘Parzi’ se encuentra totalmente recuperado y listo para volver a competir.