Un equipo de investigadores liderados por la Universidad de Alaska Fairbanks y el Colegio de Colorado (Estados Unidos) ha resuelto el misterio de las conocidas “cataratas de sangre” situadas en la lengua del glaciar Taylor, en el este de la Antártida, informa el portal Phys.org.
Los científicos han descubierto que la cascada de color rojizo procede de un depósito de agua salada con un alto contenido de hierro, que se encuentra bajo el glaciar, probablemente desde hace más de un millón de años. De acuerdo al estudio publicado en la revista “Journal of Glaciology”, la bolsa de agua tendría una profundidad de unos 90 metros y fue descubierta gracias a la tecnología de sondeo de radio-eco con el uso de un radar.
Foto: Flickr DLR German Aerospace Center Follow.
Según ha señalado Jessica Badgeley, la autora principal de la investigación, “las sales en el agua hicieron posible este descubrimiento, ya que intensificaron el contraste con el fresco hielo glacial”. La cascada libera esporádicamente agua salada rica en hierro, que se vuelve roja cuando este último entra en contacto con el aire.
Los investigadores también han descubierto que el agua puede persistir en el interior de un glaciar extremadamente frío. Según la glacióloga Erin Pettit, el proceso del enfriamiento puede explicar cómo el agua puede fluir dentro del glaciar.
“A pesar de que suena contrario a la lógica, el agua emite calor cuando se enfría, y este calor calienta el hielo cercano, que está más frío”, ha señalado Pettit. Así, el calor y la temperatura del enfriamiento más baja del agua salada hacen posible el movimiento del líquido.
Según ha destacado la científica, el glaciar Taylor ahora es “el glaciar más frío conocido por el flujo persistente del agua”.
Con información de RT en español.