El presidente Donald Trump dio este miércoles el primer paso para cumplir la promesa estelar de la campaña que le llevó a la Casa Blanca: la construcción de un muro entre México y Estados Unidos. La firma del decreto para reforzar la frontera, fundamentado en el argumento de que la inmigración provoca inseguridad y crimen en su país, coincide con la visita a la Casa Blanca del ministro mexicano de Exteriores, Luis Videgaray. En una entrevista en la cadena ABC, Trump dijo que el muro empezará a construirse en meses y que “de alguna forma México reembolsará el importe a Estados Unidos”. Hemos estado hablando sobre esto desde el principio”, aseguró el mandatario respecto a una de sus más aclamadas promesas electorales al firmar el documento junto al recién confirmado secretario de Seguridad Nacional, el general retirado John Kelly.
En menos de una semana en el poder, el presidente republicano ha enviado señales contundentes, más simbólicas que efectivas por ahora, del viraje de Estados Unidos. El lunes anunció el fin de una época de progresiva apertura de las fronteras comerciales con la retirada del TPP (Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica), un tratado con países del Pacífico destinado a contrarrestar la influencia de China en la región. La última ronda de órdenes ejecutivas o decretos, centrados en la inmigración, puede marcar el fin de décadas en que Estados Unidos se ha abierto a la inmigración, o ha mantenido una política relativamente laxa con los millones de inmigrantes sin papeles.
El documento, que Trump firmó en una ceremonia en la sede del Departamento de Seguridad Interior, en Washington, contempla redirigir fondos ya aprobados hacia el refuerzo de la frontera. El dinero debe servir para iniciar el proyecto, pero el presidente necesitará que el Congreso apruebe más fondos para construirlo. Se ha evaluado el coste total entre 14.000 y 20.000 millones de dólares.
Trump, como proclamaba en sus mítines, sigue insistiendo en que, aunque al principio pague el contribuyente estadounidense, la factura la acabará asumiendo México. Mediante qué forma —si será de manera arancelaria en la frontera, impuestos sobre las remesas— es un enigma.
El muro —entendido como un obstáculo que puede ser una valla u otros mecanismos— ya existe. Cubre cerca de un tercio de la frontera de más de tres mil kilómetros entre EE UU y México, y ha sido construido y reforzado por los presidentes más recientes, demócratas y republicanos. No se ha esclarecido cómo Trump puede completarlo, ni si el Congreso estará dispuesto a desembolsar los miles de millones que costará en un momento en que la inmigración desde México está cayendo.
Los decretos del miércoles no incluyen medidas contra los centenares de miles de inmigrantes sin documentos que llegaron a Estados Unidos siendo menores.
Con información de El País.