Un grupo yihadista recientemente aparecido en la franja de Gaza reivindicó el viernes disparos de mortero contra una base del brazo armado del movimiento islamista Hamas, en el poder en el enclave palestino.
Testigos confirmaron a la AFP haber oído explosiones en el sector en cuestión, cerca de Jan Yunes, en el sur de la franja de Gaza.
El vocero del ministerio de Interior en Gaza, Iyad al Bozum, contactado por AFP, negó estos tiros y afirmó que la reivindicación yihadista no tenía “ningún fundamento”.
En el caso de que estas explosiones hubieran tenido lugar y hubieran sido efectuadas por ese grupo, los Partidarios del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) en Jerusalén, se trataría de un ataque excepcional por parte de los yihadistas contra fuerzas armadas de Hamas.
“Dios permitió a vuestros hermanos de los Partidarios del Estado Islámico en Jerusalén apuntar contra la base en al Qadesiya de la banda de los Qasam (brigadas Ezedin al Qasam, brazo armado de Hamas, ndlr), al oeste de Jan Yunes, este viernes por la mañana, con dos obuses de mortero de 82 mm”, afirmó el grupo en un comunicado publicado en internet.
Al parecer, la organización no cuenta con el reconocimiento del grupo yihadista Estado Islámico.
Las relaciones entre los diversos grupos radicales y los diferentes Gobiernos árabes en la región están en plena ebullición. A la división básica entre sunitas y chiítas se le suma la aparición de fuerzas extremas de uno y otro lado, que han estado ejerciendo presión militar en diferentes campos de batalla para torcer la balanza política hacia su lado.
De un lado están los ultrarradicales del Estado Islámico y los grupos relacionados con Al Qaeda, de orientación sunita pero rivales de las monarquías del golfo y Egipto. La tercera pata del poder en la región la encarna el eje chiíta/alawita que componen Siria, Irán y las milicias que Teherán alimenta, ya sea para combatir a la corona saudita en Yemen (los hutíes) o a Israel desde la Franja de Gaza (Hamas) o Líbano (Hezbollah).
En las últimas semanas se reinició un circuito que estaba cortado hace algunos años: la provisión de armas desde Irán a Hamas. Como el régimen teocrático del ayatollah Alí Khamenei es acérrimo rival de ISIS, no es extraño que los grupos afines al sangriento califato le hagan sentir su descontento a Hamas.
En ese panorama, el ataque simplemente reproduce la lógica de la disputa de poder entre facciones que pretenden controlar la región con métodos similares: el terror y la dominación territorial a través de la violencia.