EFE.
El presidente interino de Brasil, Michel Temer, cumple mañana un mes en el poder cercado por los escándalos de corrupción, que le han obligado a prescindir de dos de sus ministros, y sin lograr convencer a los brasileños de que representa una opción real de cambio para el país.
Temer apenas alcanza una imagen positiva del 11 por ciento y tiene un nivel de reprobación del 40, según una encuesta divulgada esta semana, que muestra que la mayoría de la sociedad -un 61,5 %- considera legítimo el proceso de destitución abierto contra Dilma Rousseff, pero casi la mitad -el 46,6 por ciento- cree que la corrupción en el nuevo Gobierno será igual que en la gestión de la presidenta suspendida.