El sueño (ya cumplido) de la pequeña Lizzy, como la dicen de cariño sus familiares y amigos, se dio este miércoles en el Vaticano, informó el portal La Razón.
La niña, acompañada de sus padres y hermana, sentada en una de las primeras filas de la plaza de San Pedro, presenció una misa de Francisco y luego logróo abrazarlo y conversar con él.
Este fue el pedido que Lizzy hizo a sus padres antes de quedar totalmente ciega, a causa del síndrome de Usher, que padece desde su nacimiento. Este trastorno genético combina la pérdida auditiva parcial con la pérdida total y gradual de la visión.
El Papa bendijo los ojos de la nena, le acarició la cara y le regaló un rosario, un obsequio característico suyo.
Lizzy, cuyo nombre real es Elizabeth Myers, es oriunda de Belleville, Ohio, en Estados Unidos, donde hasta ahora vive con su familia.
De su último deseo antes de quedar ciega se enteró una compañía aérea turca, quien le regaló cuatro pasajes a la familia para que visiten Roma y Lizzy conozca al pontífice argentino.
Además de conocer a Francisco, la familia aprovechó su estadía para que sus hijas conozcan las obras de arte más importantes de los museos de Italia.
Fuente: UH