En el mundo del deporte existe un máxima que, por mucho repetirse, se considera una verdad irrefutable: antes de realizar una actividad deportiva no se deben mantener relaciones sexuales. Y más cuando se está por afrontar una competencia exigente.
Esta discusión, por más moderna que parezca, comenzó en realidad en tiempos antiguos, cuando se realizaban las primeras disputas deportivas. Ya en el 444 a.C, el filósofo griego Platón sostenía que “los competidores olímpicos antes de las carreras deben evitar la intimidad sexual”. Algunos siglos después -en el 77 d.C.- el escritor, científico, naturalista y militar latino Plinio el Viejo escribió que “cuando los atletas están faltos de energía, hacer el amor puede revitalizarlos”.
En el cine quizá la frase más famosa es la que Mickey, el entrenador de Rocky Balboa, le dice antes de una gran pelea que “las mujeres debilitan las piernas”. En el mundo real hubo diferentes referentes que también se hicieron eco de esta creencia y la adoptaron como propia. Dentro del ring, el que más lejos llevó esta teoría fue Muhammed Alí, el peso pesado más grande de todos los tiempos, quien aseguraba que no tenía relaciones hasta seis semanas antes de una pelea.
Linford Christie, el velocista nacido en Jamaica, pero que representó a Gran Bretaña y obtuvo la medalla de plata en Seúl ’88, comentó en una entrevista que “un jugueteo la noche antes de una carrera hizo que sus piernas se sintieran como plomo”, en el mundo del fútbol uno de los referentes internacionales más conocidos es el italiano Favio Capello, ex entrenador de Milán, Real Madrid y la selección inglesa entre otros, quien no solo prohíbe los encuentros íntimos de sus jugadores, sino que además es capaz de instalar cámaras para controlarlos.
En el folclore vernáculo el gran representante de esta teoría es Salvador Bilardo, director técnico de la Selección de fútbol entre 1982 y 1990, quien en más de una oportunidad explicó los problemas de tener sexo antes de un partido, aunque en los últimos años tomó una postura más mesurada: “Yo no estoy de acuerdo con que los jugadores no tengan relaciones sexuales antes de los partidos. Mientras que las mujeres sean las que estén arriba todo estará bien”.
Por su parte, Donato Villani, histórico médico también de la Selección, explicó durante el Mundial de 2010 que “una persona con un peso normal pierde durante un acto sexual entre 400 y 700 kilocalorías, y eso se recupera con un vaso de leche y dos galletas”. Para el traumatólogo el sexo está permitido, pero se deben excluir “los aditamentos”: alcohol, comida pesada y trasnochar. Dentro de ese marco también se encuentra Casey Stengel, ex beisbolista e histórico entrenador de los New York Yankees, que solía decir que “no es el sexo lo que debilita a los muchachos, sino estar toda la noche despierto buscándolo”.
Daniel Tangona, entrenador personal certificado por la National Council on Strength & Fitness, para quien “depende de cada deporte”: “Hay casos de futbolistas con pubalgias, porque en la alta competición puede influenciar el rendimiento deportivo debido a que se usan músculos que pueden afectar la producción del ácido láctico, por ejemplo. Depende de cada uno finalmente, de tomar la mejor decisión posible. Jugar un poquito no esta mal, pasar toda la noche en vela, seguramente cambia todos tus ritmos”.
Antes de los últimos Juegos Olímpicos, de Río de Janeiro, el Comité Olímpico Internacional tomó una decisión que causó polémica. Repartió en la Villa Olímpica 450.000 preservativos. Para el final de la competencia, que duró tres semanas, los desagües de “la casa de los atletas” se taponaron debido al uso de los mismos.
“Estas competencias generan muchas emociones, que liberan dopamina y hay mucho deseo de intercambio, mucha ferohormona dando vuelta”, dijo Tangona.
Entre las mujeres, Ronda Rousey, la primera campeona de peso gallo y leyenda del extremo Ultimate Fighting Championship, dijo que le gusta ponerse a trabajar en la cama antes de hacerlo en ring: “A las mujeres les eleva los niveles de testosterona, así que trato de tener tanto sexo como sea posible antes de una lucha”.
Qué dice la ciencia
A mediados de la década del ’90 se realizó uno de los primeros estudiossobre la temática, a cargo de la American Society of Exercise Physiologists, que analizó el desempeño de 11 hombres en la cinta dos veces, una luego de haber tenido relaciones 12 horas antes y otra sin sexo. Los resultados demostraron que no hubo diferencia, pero la muestra fue tan pequeña que no se lo consideró conclusivo.
A principios de siglo, la Universidad McGill University, en conjunto con el Centre for Clinical Epidemiology and Community Studies, de Canadá, realizó un exhaustivo análisis de 31 estudios publicados en la prestigiosa Clinical Journal of Sports Medicine. Según los científicos no existían evidencias contundentes. En las conclusiones aseguraron que el “agotamiento no puede ser un factor determinante para el desempeño de un deportista, debido a que una relación sexual sólo se quema entre 25-50 calorías, el equivalente a subir dos tramos de escaleras”. Además, explicaron que todo depende de cada individuo, para “algunos pueden sentir que el sexo ayuda a aliviar la ansiedad, mientras que para otros se convierte en una distracción”.
“Hay dos posibles maneras en que el sexo antes de la competencia podría afectar al rendimiento. En primer lugar, podría hacer sentir cansancio y débil al día siguiente, pero esto fue refutado”, comentó Ian Shrier, especialista en medicina deportiva de la Universidad McGill. Y agregó: “La segunda, es que podría afectar su estado psicológico. Esto no ha sido probado”.
Por su parte, Tangona sostuvo que “cuando se tiene sexo se libera hormonas y gasta energía -se consume glucosa, produce ácido láctico por el ejercicio, se gastan 200 o 300 calorías- al igual que en un entrenamiento”.
“Jamás se debe prohibir la actividad sexual a los atletas, pues no hay sustentos científicos para ello. Esto es igual para hombres y mujeres.
El que lo quiere lo haga, el tema es no perder el objetivo. Los números dicen que el 30 % están tan concentrados en la competencia, que justamente no piensan en eso, piensan en el competidor, el árbitro, la cancha, el público y sus dolores. El deportista debe decidir lo mejor para sí. Depende de tu ritmo horario de comidas y entrenamientos, sino altera eso, no debería tener reparos en hacerlo”.
El psicólogo Gervasio Díaz Castelli explicó a Infobae que la relación entre un bajo desempeño atlético después de tener sexo “no es que un mito”.
“En la vida sexual tanto el orgasmo como la eyeculación son la descarga del aparato psíquico por excelencia, libera de tensión y ansiedad a la persona. Nada descarga como eso, ni salir a correr o realizar otra actividad física”.
Es más, para el psicólogo tiene efectos positivos desde la perspectiva de la concentración: “Un deportista de alto rendimiento que ingresa a una competencia satisfecho sexualmente lo hace con mucho menos presión mental. Va a estar más frío, con mayor capacidad para la estrategia, va a soportar más la presión del entorno, la mirada del otro. Y todo porque psíquicamente está descargado. La frecuencia mental en la que se ingresa luego de hacer el amor es muy positiva para salir a hacer un deporte”.
Para Tangona no existe todavía material científico suficiente para determinar si el aspecto mental se vería afectado por los encuentros pre-competitivos. “La parte psicológica en algunos atletas predispuestos con el mito no ha sido suficientemente estudiada. Debemos recordar que la mente es muy poderosa y que el efecto placebo es un fenómeno científico bien documentado. Según los científicos, en los pocos estudios que se han hecho al respecto, el sexo podría ayudar a los atletas a concentrarse mejor”.
De acuerdo a los especialistas, la psicología deportiva ya demostró que se necesita un poco de ansiedad, alerta y agresividad para un máximo desempeño atlético, pero demasiada ansiedad o agresividad tiene el efecto totalmente contrario. Aquí de nuevo la clave es el equilibrio, aseguran.
Los beneficios
Dentro de esta lógica, existen diferentes estudios que resaltaron los beneficios de los encuentros íntimos y el deporte. Un estudio de la Universidad de Arkansas (EEUU) a 509 personas de ambos sexos de 18 a 74 años, reveló que el 60% de las mujeres y el 80% de los hombres –todos runners– tienen en general una libido “por encima de la media”.
Un grupo de científicos consideró que no existe incompatibilidad y que hacer el amor antes de una performance, sea en un campo de fútbol, una cancha de tenis o una pista de atletismo, no perjudica el nivel de rendimiento.
Además, cuando se realiza algún tipo de ejercicio, como explicó Tangona, el cerebro suelta hormonas, como las endorfinas, que tienen un efecto placentero y generan una sensación de bienestar, por lo que se convierten en esenciales para la generación del deseo. De esta manera, el cuerpo tiende a sentir un relaja que elimina el estrés. Por otro lado, la liberación de endorfinas ayuda a mejorar el humor y a sentirse mejor, lo que contribuye a aumentar la libido. De acuerdo con un estudio publicado en el Journal of Human Sexuality, “las personas con una buena autoestima se sienten más deseables y rinden mejor a la hora de mantener relaciones sexuales”.
En ese sentido, una investigación de la Universidad de California realizada entre 250 hombres y mujeres reveló que las personas que realizan ejercicio físico un promedio 40 minutos diarios tienen el doble de actividad sexual y aproximadamente el doble de deseo sexual que las que lo hacen por 20 minutos.
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