Serbia y Kosovo anunciaron hoy la normalización de sus lazos económicos como parte de unas negociaciones mediadas por Estados Unidos, que además incluyen el reconocimiento de Israel por parte de Pristina y el traslado de la embajada serbia desde Tel Aviv a Jerusalén.
Tras dos días de reuniones con funcionarios de la Casa Blanca, el presidente serbio, Alexandar Vucic, y el primer ministro kosovar, Avdullah Hoti, llegaron a un acuerdo de cooperación económica para atraer inversiones y crear empleo.
El acuerdo representa una importante victoria diplomática para el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, a dos meses de las elecciones presidenciales en las que aspira a renovar su mandato y es un nuevo paso por mejorar la posición internacional de Israel.
“Es histórico”, expresó Trump desde la Oficina Oval junto a los dos líderes y prometió visitar “ambos países en un futuro no muy lejano”.
La decisión de Serbia de trasladar su sede diplomática a Jerusalén es un guiño tanto para Israel como para Estados Unidos, que reconoció a Jerusalén como capital a fines de 2017 y trasladó la sede en 2018.
El Gobierno de Trump alentó a otros países a hacer lo mismo, una decisión que fue repudiada por los palestinos y por gran parte de la comunidad internacional, que adhiere a la solución de los dos estados, ambos con capital en Jerusalén.
Kosovo, un país predominantemente musulmán, no reconocía a Israel como Estado ni Israel a Kosovo.
Los gestos hacia Israel son parte de un impulso de la administración Trump para mejorar la posición internacional de Tel Aviv.
Recientemente, Washington negoció un acuerdo para que Israel y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) normalizaran sus relaciones y se cree que otros estados árabes, como Sudán, Bahrein y Omán, podrían normalizar pronto sus relaciones con Israel.
El Parlamento de Kosovo declaró su independencia de Serbia en 2008, nueve años después de que la OTAN llevara a cabo una campaña de ataques aéreos de 78 días contra Serbia para detener una sangrienta represión contra los albano kosovares, que representan un 90% de la población de Kosovo y son musulmanes, frente al 10% de serbio kosovares, de religión cristiana.
La mayoría de las naciones occidentales reconocen la independencia de Kosovo, pero Serbia y sus aliados China y Rusia no, lo que mantiene unas tensiones de larga data e impiden la estabilización total de la región de los Balcanes, a más de 20 años de las guerras en la región.
“No hemos resuelto todos nuestros problemas. Todavía hay diferencias”, dijo Vucic, pero confió en que tener una zona económica unificada con Kosovo es un “gran paso adelante”.
Hoti también describió la cooperación económica como un “gran paso adelante” en la relación y dijo que los dos líderes estaban comprometidos a trabajar juntos.
Serbia y Kosovo ya aprobaron acuerdos aéreos, ferroviarios y de tránsito, incluido uno que despejaría el camino para el primer vuelo entre Pristina y Belgrado en 21 años.
El nuevo acuerdo comprende muchas más áreas de cooperación económica.
El lunes, Vucic y Hoti tienen previsto viajar a Bruselas para mantener conversaciones bajo los auspicios del jefe de política exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, y el enviado especial para el diálogo Belgrado-Pristina, Miroslav Lajcak.
Con información de TÉLAM.