Cristaldo dejó en claro que el fuego controlado no existe, sino que lo que hay son condiciones climáticas que brindan ciertos escenarios para que puedan asumirse los riesgos y realizar quemas, entre las que resaltan viento sur y pasto verde. Sin embargo, con el actual fenómeno de La Niña, con su consecuente sequía, es totalmente contraproducente.
Además, lamentó que la práctica de la quema forme parte de la “cultura” del campo paraguayo que debe eliminarse, ya que ni siquiera es necesario. “Es una cuestión de atavismos, de hace 30 años. Se habla del rosado, que es lo que se utiliza cuando se echa el monte con motosierras, dejar que se sequen las hojas unos 20 a 30 días y luego se le prendía fuego. Esa era la forma de habilitar los suelos cuando no había topadora. Con la topadora se acabó el rosado. Quienes hablan de eso se quedaron congelados en el tiempo. Además, nadie agricultor quema su parcela porque ya aprendimos que eso no es bueno”, explicó Cristaldo en conversación con La Unión.
“Las lluvias se han atrasado, algunas heladas tardías, y en cuanto a los incendios, son varias las responsabilidades que esto genera. Tenemos dos casos identificados hasta el momento de vandalismo que queman a propósito. Es una mezcla de variables y estamos todavía en riesgo, afortunadamente tenemos vientos del sur que nos ayuda pero de todos modos, faltan lluvias de por lo menos 25 a 30 centímetros”, dijo Cristaldo.