“La realidad es innegable, que falta material porque el consumo es más alto en comparación a meses atrás. El consumo era de entre 100 a 102 mil bolsas por día, pero esos números bajaron entre abril, mayo y junio”, comenzó explicando Benítez en contacto con La Unión, afirmando que el déficit principal, de entre 30.000 y 40.000 bolsas, se produjo en agosto pasado, cuando comenzaron a reactivarse casi normalmente las obras públicas y privadas. Sobre el punto, recordó que la cantidad diaria necesaria para abastecer el mercado es de 140 mil bolsas de cemento.
Explicó que la “torta” del mercado paraguayo del cemento está compuesta por un 50% por la INC, 30% por las industrias privadas y el 20% por las importadoras.
En ese orden, el directivo indicó que lo que afectó a la industria cementera a nivel nacional fue el parón casi total de las obras de construcción tanto civiles como estatales a raíz de la pandemia. Sobre el punto, explicó que la escasez se produjo porque también la INC tuvo que abastecer al sector importador, que “nunca pudo recuperarse desde el inicio” de la crisis por el coronavirus, así como a las industrias locales privadas, de las cuales varias tuvieron problemas en sus plantas y dejaron de producir por aproximadamente 15 días.
Dijo que esta situación ha hecho que la INC se encargara de todo el mercado, provocando limitaciones a sus propios clientes y a los de las industrias privadas, así como a los de las importadoras.
Por otro lado, Benítez argumentó la razón por la cual se debe pagar por adelantado a la INC el cemento a ser adquirido, indicando que esto ocurre porque “se produce”. Aseguró que no se trata de un “bicicleteo” de la plata recibida, sino un trato a crédito que “lo hacen todas las industrias”, citando como ejemplo la del turismo.