El agua constituye más de las dos terceras partes del peso del cuerpo humano y, sin ella, las personas morirían en pocos días. Todas las células y órganos dependen del agua para su funcionamiento. Además de servir como lubricante y componente de la saliva y los líquidos que rodean las articulaciones, regula la temperatura corporal a través de la transpiración. Es, por excelencia, el componente ideal para acompañar toda dieta.
“Hay tanto interés puesto en la alimentación y en el ejercicio, pero hay muchos más factores además de la dieta y el deporte”, explicó la médica Tammy Chang, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos. Por su parte, la nutricionista Cecilia Garau dijo: “Las últimas guías de alimentación indican que la cantidad mínima necesaria para hidratar al cuerpo son 8 vasos por día. Esto es para hidratar mucosas, tener una buena diuresis, para no deshidratarse, entre otras razones”. Pero, ¿podría estar relacionada la cantidad de agua que consume una persona con su peso?
Un nuevo estudio publicado en los Anales de Medicina Familiar, Chang y otros colegas decidieron indagar en esta cuestión. Para ello, los investigadores utilizaron bancos de información del programa National Health and Nutrition Examination Survey -que recopila información sobre la dieta de los estadounidenses- y extrajeron datos de 9500 adultos, que incluían sus hábitos de hidratación.
Se pudo observar que el 33% de las personas no estaba debidamente hidratado, y hallaron una relación entre este factor y el sobrepeso: las personas que no tomaban la suficiente agua poseían mayores Índices de Masa Corporal (IMC).
Puede haber muchas explicaciones para justificar este descubrimiento. Las personas obesas requieren de más líquido que las personas con cuerpos más pequeños, lo que hace que el nivel de hidratación necesario sea más difícil de alcanzar. Pero investigaciones apuntan a que el agua juega un papel muy importante en el control de peso, y muestran que cuando individuos con sobrepeso toman agua antes de comer, el consumo de calorías disminuye.
Entonces, ¿cómo se logra darse cuenta de cuánto líquido hay que ingerir? En vez de seguir las recomendaciones de cierta cantidad de vasos por día, Chang asegura que la manera más confiable de ver si uno está hidratado o no es observar el color de la orina. Si es claro, casi alcanzando la tonalidad del agua, es probable que uno esté consumiendo la cantidad de agua adecuada. Sin embargo, si la orina es muy oscura, hay que aumentarlo.
La médica nutricionista Mónica Katz le comentó a Infobae que “existe mucha evidencia de que beber ayuda a perder peso”. Y explicó que esto se debe a diferentes mecanismos: “Beber mucha agua diluye la sangre y esto genera una respuesta de adrenalina que aumenta el gasto energético. También aumenta la dopamina, la hormona del placer, y la recompensa. Además, consumir líquidos fríos genera que el organismo necesite aumentar la temperatura corporal y esto gasta calorías extra”.
Tomar agua mineral natural no es la única manera de lograrlo. Las frutas frescas y los vegetales son un reservorio excepcional de agua, y poseen mucho más líquido que los alimentos procesados. “Las frutas y verduras son buenas para el cuerpo por su valor nutricional, pero también porque mejoran la hidratación del organismo al mismo tiempo”, revela Chang.
De esta manera, Garau recomienda beber en cantidad y a cualquier hora:“La idea es tomar agua durante todo el día, no hay momentos ideales.No hay que esperar la sensación de sed porque eso da un indicio de que hay un principio de deshidratación”.
Fuente: INFOBAE