Sin embargo, alrededor del mundo se ha construido una imagen diferente: las prisiones noruegas son extremadamente cómodas.
De hecho, el sistema penitenciario noruego ha sido descrito por varios visitantes y analistas como “la utopía de las prisiones”.
Aunque dos instituciones carcelarias noruegas prefieren otros títulos, igualmente elogiosos, pero menos rimbombantes: “La más humana de las prisiones” y “La cárcel más agradable (del mundo)”.
- Anders Breivik, el autor de la masacre que mató a 77 personas, demanda a Noruega por violar sus derechos humanos
En la isla de Bastoey, en el sur de Oslo, por ejemplo, los reclusos pueden caminar alrededor de una cárcel que parece un pueblo rodeado de granjas.
Allí practican el esquí, cocinan, juegan al tenis y a las cartas. Tienen su propia playa e incluso son los encargados de administrar el ferry que conecta a la isla.
Y en la tarde, cuando la mayoría de los empleados de la cárcel se va a casa, solo un puñado de guardias se queda para cuidar a 115 prisioneros.
“Tenemos algo que llamamos el ‘principio de normalidad’ dentro del sistema correccional de Noruega”, le explica a la BBC Tom Eberhardt, el director de la prisión.
“Un día en la prisión no debe ser para nada distinto a lo que sería en la vida diaria, tanto como sea posible”, agrega.
Halden, la utopía
Otra prisión que podría dejar a los extranjeros sin habla es la de Halden, en el sur de Noruega, cerca de la frontera con Suecia.
En 2014, una compañía de televisión finlandesa llevó al exdirector de prisiones de Nueva York, James Conway, a visitar Halden.
“No creo que se pueda ser más progresista y liberal, a menos que se les den las llaves de la cárcel a los presos”, fue su veredicto después de recorrer el lugar.
En el programa se muestra el taller donde trabajan los internos, lleno de serruchos y objetos metálicos, además de los bien afilados cuchillos que se hallan en la cocina.
“Ya no necesitas hornear una torta para meterlos en una cárcel”, bromea Conway.
Y en el estudio de música –donde hay guitarras, teclados y una batería– el funcionario estadounidense se pregunta si no es un “poco pasarse del límite” darle a los condenados todas estas comodidades.
“Esto es la utopía de las prisiones. Esta es la mejor prisión que puedas imaginar, si eres un preso, claro”, añade.
Pero aunque Halden es una prisión de máxima seguridad, rodeada de un muro, no es para nada una cárcel típica.
Y la mayoría de los prisioneros noruegos viven, al menos al inicio de sus condenas, en instalaciones que la mayoría reconocería como cárceles: espacios con rejas en las ventanas en los que los prisioneros pasan la mayor parte del día encerrados en sus celdas.
Rehabilitación
“La mayoría de los presos comienza a pagar sus penas en cárceles de alta seguridad”, explica Jan- Erik Sandlie, subdirector del Sistema Correccional de Noruega.
“Luego se considera una transferencia a una prisión de menor seguridad, con la idea de crear una transición gradual de la prisión a la libertad“, agrega.
Y hacia el final de la sentencia los presos también pueden ser transferidos a casas de adaptación, que permiten una existencia todavía más parecida a la vida normal.
En esta etapa los reclusos pueden tener algunos “permisos” dentro de su encarcelamiento, para hacer viajes a sus casas y enfocarse en su reintegración a la sociedad.
“Queremos que todos los presos estén lo más listos posible para una vida ordinaria cuando sean puestos en libertad”, explica Tom Eberhardt, de la prisión de Bastoey.
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El mundo de Breivik
- Tres celdas: una para dormir, una para estudiar y otra para hacer ejercicio, además de acceso diario a un patio de ejercicios.
- Puede jugar con videojuegos, ver TV y leer periódicos.
- Tiene una computadora, pero sin acceso a internet.
- Puede prepararse su propia comida y lavar su ropa
- Tiene conversaciones telefónicas con “una amiga”
- Mantiene contacto con el personal de la prisión, abogados, un sacerdote y profesionales de la salud
- No ha querido jugar ajedrez con voluntarios
- Construyó una casa de galletas para una competencia en la prisión
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De acuerdo al Sistema Correccional Noruego, la prisión debe imponer una restricción de la libertad, pero nada más.
Eso significa que todos los presos tienen los mismos derechos que las otras personas que viven en Noruega y la vida en la cárcel debe ser parecida, en lo posible, a la del mundo exterior.
Todos los reos noruegos tienen derecho a estudiar y a votar.
Sentencias cortas
Otra cosa que ayuda a mantener este sistema son las condenas que reciben los noruegos.
El promedio de las penas es de ocho meses de duración y la mayoría de ellas no supera el año.
“Esto significa que más presos van a retornar a la sociedad en algún momento. Por eso la rehabilitación es tan importante”, le dice a la BBC Anders Giaever, analista político.
Solo 94 personas en Noruega, entre ellas Breivik, están sentenciadas a una “detención preventiva” en una prisión de alta seguridad.
Esto significa que pueden permanecer en la cárcel incluso más allá del tiempo de la máxima condena permitida por la ley, de 21 años, si el Estado considera que son un riesgo para la sociedad.
Críticas
El sistema ha sido blanco de críticas, pues muchos lo consideran demasiado blando. Pero es difícil argumentar que no funciona.
Cuando los presos dejan la cárcel, la mayoría de ellos logra mantenerse fuera de las rejas.
La reincidencia criminal en Noruega es del 20%, la tasa más baja del mundo.
En otros países, como Reino Unido, es del 46% y en EE.UU. el 76% de las personas que salen de la cárcel regresan a ella en los siguientes cinco años.
Además está la cuestión económica y el ahorro que significa no tener tantas personas alojadas en prisiones.
“Las autoridades de EE.UU. y Reino Unido tal vez deberían preguntarse qué ha pasado con los millones de dólares y libras esterlinas que han gastado en encerrar a gente detrás de todos esos alambres y muros”, dice Eberhardt.
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De qué se queja Breivik
- Ha estado en una celda aislada desde julio de 2001
- No se le ha permitido enviar cartas a miembros de organizaciones como la Hermandad Aria y un neo nazi ruso actualmente en la cárcel
- No se le permite recibir cartas de sus simpatizantes
- Se le han practicado numerosos registros
- Se lo esposa con frecuencia
- Un vidrio lo separa de sus visitantes, con la excepción de su madre, antes de su muerte en 2013
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Todo eso, sin embargo, no quiere decir que el sistema carcelario noruego no enfrente problemas.
Cerca del 35% de la población carcelaria del país, por ejemplo, está actualmente integrada por personas que provienen de Polonia, Lituania y Rumania.
“Y eso plantea retos en materia de lengua, comunicación, actitudes, seguridad y más”, dice Jan-Erik Sandlie.
“La mayoría de los presos pasa su tiempo estudiando, estableciendo contactos con el mundo exterior y buscando trabajo”, explica el funcionario.
“Pero a los extranjeros esto no necesariamente les importa, porque van a ser deportados a sus países cuando terminen con su condena o los van a trasladar allí para terminar sus sentencias”, es su conclusión.