“Recibimos una denuncia en el sistema 911 de supuesta aglomeración de personas, con música a muy alto volumen y lo que generó la queja de los vecinos. Llegué al domicilio y me recibió una mujer a la que le expliqué que estaban violando la cuarentena. Las personas que estaban en el lugar se mostraron muy prepotentes, no permitieron que haga mi trabajo, ni siquiera pude llenar el acta”, expuso el suboficial Ricardo Vargas, de la Comisaría 66 de Itá Paso, en conversación con el programa Cada Mañana por La Unión.
En ese orden, Vargas admitió que golpeó con una “guacha” (arreador) a uno de los presentes que estaba en estado etílico, sobre lo cual dijo que “fue lo primero que tenía a mano y era una prueba de otro procedimiento”, por lo que no utilizó su tonfa, aunque sí afirmó que también amenazó a la gente allí con una escopeta, que finalmente no usó.
El policía argumentó que lo hizo porque uno de los presentes en la fiesta “se me fue encima” y, además, porque estaba solo en el momento. No obstante, aceptó y reconoció que “no corresponde” lo que hizo. Aseveró que no fue abierto un sumario en su contra.