El director de Fiscalización de la Secretaría el Ambiente, Edgardo Duré, explicó que, cumplida la fecha de liquidación, los marinos tienen que declarar con qué cantidad de pescado se quedan, de manera a congelarlos y poder venderlos recién después del 21 de diciembre.
Para corroborar esto, la Seam realiza controles rutinarios y se encuentra, por ejemplo, con locales que cuentan con una mayor cantidad de productos de lo que habían declarado. “Tenían más unidades de pescado de los que declararon”, apuntó Duré.
Los alimentos incautados por la secretaría son repartidos en hogares de beneficencia como Pequeño Cotolengo, Fundación La Piedad, Centro Acosta Ñu y otros.
La veda pesquera se extiende hasta el 20 de diciembre para las aguas compartidas con Argentina y hasta el 31 de enero para las aguas compartidas con el Brasil. En este lapso, quedan prohibidas tanto la pesca como la venta de pescados, para garantizar un equilibrio y dar chance de que los animales de río se reproduzcan.