“Tuve que pedirle a la azafata un extensor frente a todos en el avión; me sentí terriblemente avergonzada y no quería exponerme a eso otra vez”, dijo Pearson, de 32 años de edad, quien vive en Tempe, Arizona, y trabaja como defensora pública.
Cuando alcanzó su peso máximo, Pearson pesaba más de 185 kilos. Sin embargo, en enero del 2008, un par de años después de esa experiencia en el avión, estaba decidida a cambiar las cosas. Pearson comenzó a salir a caminar, redujo el consumo de sodas y comida rápida, así como también probó seguir programas de ejercicios en casa. Luego de perder 45 kilos ese año, recuperó su confianza.
Pearson dijo que quería “redoblar aún más las cosas”, así que buscó a un entrenador personal en el 2009 y perdió 34 kilos más en ocho meses. En un lapso de 2 años y medio, perdió un total de 91 kilos.