“Yo le pregunté si es cierto que el contrato tiene un plazo de dos años y que ese plazo tienen (los rusos) para entregarnos esas vacunas, el ministro (Borba) me respondió que efectivamente es así. Lo confesó”, dijo Celeste Amarilla, diputada del PLRA, en contacto con La Unión.
En ese orden, aseveró que posteriormente le consultó al ministro Borba si, ya que no el plazo de entrega es muy largo, por lo menos se había establecido con el Fondo Ruso de Inversión un calendario de entrega de las vacunas anti-COVID, ante lo cual respondió que no. “Confesó que no existe un cronograma. Se trata de una compra más disparatada de las tantas que se hicieron”, manifestó la legisladora, cuestionando que se haya pagado tanto dinero a la Federación Rusa sin que el gobierno de Paraguay, encabezado por Mario Abdo Benítez, haya estipulado condiciones como comprador de las dosis.
El gobierno paraguayo pagó al Fondo Ruso de Inversión en noviembre pasado US$ 9.800.000 por 1.000.000 de dosis de la vacuna Sputnik V, desarrollada por el Instituto Gamaleya, durante la gestión de Julio Mazzoleni al frente del Ministerio de Salud. Hasta ahora, solamente llegaron a nuestro país 4.000 inmunizantes, hecho registrado el pasado 18 de febrero. Están sirviendo para vacunar a 2.000 trabajadores de la salud (requiere de dos dosis).
De momento, se desconoce cuándo llegarían más vacunas rusas.
Amarilla dijo que, según dijo el ministro Borba, “personalmente todos los días el presidente de la República (Mario Abdo) y el canciller (Euclides Acevedo) llaman a Rusia” reclamando el millón de vacunas por las que pagó casi US$ 10 millones y de las cuales solo han llegado hasta el momento 4.000 dosis.
“Es como si fuera cuando le llamás a tu plomero y le decís que venga a trabajarte porque ya le pagaste. Es lamentable que el presidente de la República esté sentado al teléfono suplicando a Rusia por vacunas después de haber firmado un contrato estúpido. ¿Cómo va a firmar un contrato de entrega con un plazo de dos años? ¿No leyeron esa parte?”, criticó.