En una reciente visita al Paraguay, dijo que “nosotros abrimos la puerta y estamos desarrollando los contactos para que Petropar y la petrolera estatal de Azerbaiyán puedan descubrir oportunidades en conjunto, posibilidades de inversiones e intercambio bilateral”.
Azerbaiyán busca aumentar las relaciones comerciales con el país, darse a conocer y ver “qué podemos traer al Paraguay y viceversa, aumentar las relaciones comerciales entre ambos países y tener una mayor complementariedad, teniendo en cuenta la cercanía y amistad de estos pueblos hermanos”, según destacó Aslanov.
Las oportunidades entre ambos países son diversas, en áreas como industria, energía e incluso para los alimentos paraguayos, porque Azerbaiyán es un canal atractivo para la exportación, pues hoy representa un mercado de ingreso directo tanto a Asia como a Europa.
En ese sentido, validó que existe la posibilidad de complementarse en cuanto a la industrialización y manufactura, ya que en el país azerbayano gozan de impuesto cero para la exportación de los productos que son terminados dentro del país, lo que puede ser interesante también para las empresas paraguayas, dijo.
La idea es trabajar para incrementar la compra de productos paraguayos como la carne, estevia y otros alimentos por parte de Azerbaiyán, y este a la vez pueda ayudar con el tema de tecnología, energía, petróleo, con acuerdos que beneficien a ambos.
A 30 años de uno de los mayores genocidios del siglo pasado
Aslanov recordó en el país la masacre de Jodyalí uno de los actos más tenebrosos de violencia étnica de finales del siglo pasado. Destacó que el parlamento de Paraguay y 17 países del mundo, entre ellos México, Colombia, Honduras, Panamá, Perú, Guatemala y más de 20 estados de EE. UU. aprobaron en su momento condenar el acto como un genocidio.
El Embajador de Azerbaiyán en Paraguay valoró el gesto que tuvo nuestro país en pronunciarse tras este triste hecho repudiando el uso de violencia de Armenia contra los hermanos azerbaiyanos que contribuye a “no olvidar los hechos que se dieron”.
En la noche del 25 y 26 de febrero de 1992, las tropas del ejército regular de Armenia, con el apoyo de las unidades motorizadas del ejército de la entonces URSS, ingresaron a Jodyali y ejecutaron una matanza contra los civiles. La masacre atroz causó la muerte de 613 civiles, entre ellos 63 niños y 106 mujeres; 1275 personas fueron tomadas como rehenes, 150 personas aún siguen desaparecidos, porque nadie nunca pudo hallar las evidencias sobre sus vidas o de sus restos.
El Embajador de Azerbaiyán dijo que “la masacre de Jodyalí es uno de los actos más tenebrosos de violencia étnica de finales del siglo pasado, un genocidio donde su motivo ha sido no solamente la conquista territorial, sino la intención de asesinar a los civiles por su identidad y origen étnico”.