El documento denominado “El impacto del COVID-19 en el sistema alimentario paraguayo” fue preparado en un contexto inicial de la pandemia en el primer semestre del 2020. El trabajo base fue elaborado por el economista Manuel Ferreira y su equipo de especialistas.
El impacto directo de las restricciones a la movilidad, propias de la cuarentena, afectó principalmente al sector comercial y de servicios, con reducción del empleo. Se estima que una parte de la población que perdió su empleo retornó a las zonas rurales, que se han convertido así en las zonas de refugio de la población ante la pérdida de las fuentes de ingreso.
Los distintos escenarios futuros exigen medidas específicas, para sobreponerse a los cambios de demanda y precios. La creación de una Reserva Estratégica de Alimentos es una herramienta concreta que permitiría una gestión más sencilla, práctica y efectiva para afrontar los altibajos de la producción y el consumo.
En el documento se presenta, además, una estimación de la elasticidad del ingreso y del gasto en alimentos, que ayuda a comprender el impacto de la pandemia.
Entre los datos, se registra que el último ciclo productivo (2019-2020) ha sido muy auspicioso, con niveles históricos en producción de granos, pero con precios al agricultor por debajo de los esperados.
El informe señala que las medidas tomadas por el Gobierno se han orientado tanto hacia el sector productivo, para asegurar, de forma preventiva, la provisión de alimentos, como hacia los consumidores, de forma que la población disponga de recursos económicos para acceder a éstos.
Por último, menciona que la elasticidad del ingreso de la demanda y del gasto en alimentos tiene una baja respuesta a los cambios en los ingresos, salvo en algunos productos, como por ejemplo la carne.
Con información de ip.gov.py.