Ella pensaba que se casaría el viernes.
En su lugar, el domingo, incineraron al amor de su vida.
Amanda Machado era pareja de Dener desde hacía siete años y es incapaz de explicar el repentino giro de acontecimientos.
“Cuando oí la noticia, mi corazón se detuvo y mi mundo se estrelló. Me quería morir con él, quería matarme. No quiero una vida sin él”.
Temblando, Amanda me dijo: “La última vez que me envió un mensaje fue antes de subir al avión, pero yo no lo vi. No he tenido la oportunidad de decir adiós, eso es lo que más duele”.
Desde el desastre del lunes, Amanda ha buscado consuelo en las otras familias de las víctimas, no podía enfrentarse a ir a casa y ver constantes recuerdos suyos, no podía enfrentarse a abrir el paquete de regalo que él había pedido mientras viajaba.
Pero después del homenaje emocionalmente agotador del sábado, donde la mayoría de los ataúdes fueron traídos de Colombia, Amanda regresó a su ciudad natal de Porto Alegre para una ceremonia privada.
Es un viaje de seis horas, por un camino de montañas brumosas, con mucho viento. Un vuelo habría sido más rápido, pero me dijo que no podía abordar un avión.
No solo está de luto por la pérdida de su alma gemela, sino también por la pérdida de un hombre joven con un futuro brillante en el fútbol profesional.
“Él nunca quiso ser un héroe, quería ser respetado. Él estaba en una gran fase de su carrera, su último gol ante el Sao Paulo (en la victoria por 2-0 de Chapecoense) fue hermoso”.
Amanda y Dener tenían sus anillos de boda para el gran día, el viernes. Ella ahora lleva el suyo en su dedo y el de Dener en una cadena alrededor de su cuello.
La salvación para Amanda es el hijo de dos años que tuvo con Dener. El pequeño Bernardo es su razón para vivir.
“Él es la viva imagen de su padre, es igual. Físicamente, sus gestos, es como su padre.
“Por lo tanto, un pequeño pedazo de él se quedó. Voy a hacer todo para criarlo haciéndole saber que su padre era el hombre más extraordinario”.