“Lamentablemente la situación de ambos ríos, Paraná y Paraguay, nos pone en serios problemas desde marzo mismo. Debido a esta bajante histórica, hoy tenemos un escenario bastante complicado, que se suma ya a la reducción del movimiento económico provocado por la pandemia”, expresó Juan Carlos Muñoz, presidente del Centro de Armadores Fluviales del Paraguay, en contacto con La Unión.
En ese sentido, dijo que el trabajo ha tenido que ser transformado ante esta situación, ya que los productos que son traídos y llevados a través de los ríos deben ser cargados en varias barcazas de menor porte que una embarcación tradicional, generando mayores gastos. “Los tiempos de navegación se complican y usamos el 70% de nuestra capacidad de embarcaciones”, afirmó Muñoz.
De hecho, aseveró que sobre el Paraná se presenta la situación más crítica, afirmando que antes de llegar a Yacyretá, aguas abajo, hay 151 barcazas varadas que no pueden realizar transposiciones debido al muy bajo nivel del río. Por ello, dijo que han solicitado a las autoridades brasileñas coordinar esfuerzos “para tener una ‘ventana de agua’ desde Itaipú, de modo a que a partir de Yacyretá podamos navegar y llegar hasta los puestos de transbordos”.