El abogado de la presunta víctima, Martín Barba, aseguró que Kriskovich está utilizando todas sus influencias aprovechando su cargo, ya que en la carpeta del fiscal del caso, Fabián Centurión, solo lo señala por “galantear o cortejar” a la estudiante, no por acoso, por lo cual no había nada qué investigar. “Él (como integrante del Consejo de la Magistratura) es el patrón del fiscal que tendría que llevar adelante el caso y sostenerlo en un juicio oral, pero es muy difícil que un secretario investigue a su propio jefe, además de que también es miembro del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados”, señaló, dejando en claro que “el día de mañana el fiscal o el juez que lleve otra vez la causa se expondrá a una sanción o que no se reconfirme en el cargo”.
En este orden, afirmó que Kriskovich se ampara en sus fueros para no someterse a juicio. “Él ya había admitido que envió más de 1.600 mensajes a mi cliente en alusión a ‘cortejo y galanteo’, pero se niega tenazmente a que su celular sea peritado”, indicó.
Luego de la disposición del fiscal, Kriskovich planteó una demanda contra la alumna por US$ 450.000 por daños y perjuicios, aduciendo “lesión” a su imagen.
Por su parte, María Belén Whittingslow afirmó que el problema comenzó cuando el propio profesor Kriskovich le “regaló”, vía mensajes de Whatsapp, tres notas de materias que le faltaba rendir. “Cuando vi mi certificado de estudios en el sistema informático de la universidad, dije que yo no me iba a ir a la premiación donde iba a estar toda mi familia cuando sé que las notas que aparecen ahí no son las mías”, señaló, afirmando que luego de que denunció el hecho y pidió rendir las asignaturas que le faltaban empezaron a cambiar las notas y se acentuaron los problemas.
María Belén Whittingslow, denunciante, junto con su abogado, Martín Barba (d.), en los estudios de La Unión R800 AM.
En este orden, afirmó que los mensajes de parte de su profesor se tornaron cada vez más insistentes cuando él le contó a Whittingslow que su nombre figuraba en una lista de alumnos acusados de haber pagado a sus profesores para obtener buenas calificaciones, conocidos como “compra notas”, en referencia a las mismas calificaciones que -sostiene- el mismo Kriskovich fue quien las colocó y modificó. Debido a esto, indicó que “yo no podía presentarme a los exámenes de las tres materias que me faltaban para terminar la carrera porque figuraba que ya las tenía aprobadas”, añadiendo que decidió denunciar los hechos cuando se la situación se volvió insoportable.
Reiteraron que los mensajes de “cortejo y galanteo”, que ellos sostienen que se trató de un caso de acoso sexual, poseen contenido erótico, en los que, detalló la joven, aparecían emoticones de esa índole y palabras como “rompé con tu novio“, “te falta hombre“, “mandamena una foto mas sexi” y términos relacionados.
“Nosotros presentamos estos textos, está en la denuncia, y con esto sostenemos que su imagen se la dañó él mismo, no fue mi cliente quien se la dañó”, expuso el letrado, dejando en claro con esto que ella no debe abonar los US$ 450.000 “por daños y perjuicios” como demandó el magistrado, cuestionando: “¿es correcto que un docente universitario le envíe mensajes de este tipo a su alumna? Eso es amoral”.
Barba repudió que las autoridades de la UCA no hayan expulsado ya a Kriskovich de su cuerpo docente, teniendo en cuenta que “se trata de un profesor que predica totalmente lo contrario a la religión católica”.
Screenshots realizados por la denunciante. / Gentileza.
Parte de la denuncia realizada por María Belén Whittingslow, acompañada por su abogado Martín Barba. / Fotos: Gentileza.
Whittingslow aseguró que su caso no es el único y que muchas compañeras suyas, tanto de curso como de carrera, han sufrido lo mismo, pero prefieren callar por temor a represalias.
Por último, agradeció el apoyo pleno de su familia “porque ellos desde el principio me apoyaron y sabía todo lo que pasaba”.
El abogado Barba sostuvo que irán hasta lo último en torno al caso para que no quede impune.