Al menos esto pasa en Estados Unidos, según reportes de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos por sus siglas en inglés), con más de 400 personas que entre 2004 y 2016 presentaron estos problemas en sus tatuajes.
Mientras, se desconoce el número de personas que no se acercaron a pedir atención médica por complicaciones de un tatuaje sobre su cuerpo, además de las ya conocidas infecciones graves por prácticas poco higiénicas, como el equipo no esterilizado.
A su vez, hay otro peligro latente en las tintas, las cuales pueden estar contaminadas con bacterias o moho, así como agua no esterilizada en donde se disuelvan los pigmentos, como refiere en este artículo el portal digital Hola Doctor.
Fuente: Milenio.
Pese al riesgo, todavía no hay forma para estar seguros de que la tinta esté libre de contaminantes, pese a que el frasco que la contiene esté sellado o que la etiqueta del envase asegure que se trata de un producto es estéril.
Es más, investigaciones químicas ya han detectado que los mismos pigmentos de las tintas para tatuajes podrían contener pintura para impresoras o automóviles. Por ello, ninguno de estos componentes cuenta con el aval de la FDA para que pueda inyectarse en la piel con fines cosméticos.
Pon mucha atención si después de un tatuaje presentas reacciones como sarpullido (enrojecimiento o bultos) en esa zona, así como fiebre, acompañada de temblores, escalofríos y sudores.
Fuente: silviasanchezrojas1992.com
Dichos síntomas revelarían que tu cuerpo se infectó y requerirás acudir al médico para que te recete un antibiótico. En el peor de los casos, el tratamiento podría extenderse por meses, así como requerir hospitalización y cirugía.
Ante la permanencia de la tinta por debajo de la piel, el sarpullido podría nunca acabarse debido a que la causa de la alergia siempre estaría presente. Otro de los más comunes son las cicatrices que dieran una sensación como si te hubieras quemado.
Fuente: Cultura Coletiva