Renaud Lavillenie no la pasó bien en Río de Janeiro. Defensor del título olímpico y dueño del récord mundial (6.16 metros), el francés perdió una final espectacular de salto con garrocha con el brasileño Thiago Braz da Silva, el nuevo dueño del oro y del récord olímpico. Durante esa competencia, celebrada el lunes a la noche, quien fuera campeón en Londres 2012 sufrió el abucheo del público, algo que se repitió duramente en el podio realizado anoche. Entonces, el francés no aguantó más y se puso a llorar mientras en el estadio Engenhao sonaba el himno local.
Pese a haberse disculpado horas antes por haber comparado los silbidos que recibió en la final con lo sucedido con Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, una porción del público brasileño no le perdonó el exabrupto y se hizo oír durante la premiación. Entonces, cuando las cámaras del Estadio Olímpico enfocaron el rostro de Lavillenie, el plusmarquista mundial de la disciplina apareció bañado en lágrimas.
En otro gesto deportivo admirable de estos Juegos Olímpicos, Thiago Braz no dudó en consolar a quien un día antes había sido su rival (deportivo) por el oro. Ya dentro del vestuario, el brasileño y su entrenador, el ucraniano Sergei Bubka -una leyenda del olimpismo-, charlaron con el ex campeón, que también recibió el apoyo del presidente de la IAAF, Lord Sebastian Coe. Las cuentas oficiales en Twitter de Río 2016 y hasta del propio atleta francés así lo reflejaron.
Mientras tanto, y pese a perder el oro y a sufrir al público brasileño, Lavillenie ya piensa en el futuro, según declaraciones que recoge hoy el diario L’Equipe de Francia. “En Tokio, tendré la oportunidad de ir a por una tercera medalla olímpica, algo que nunca se ha hecho en salto con garrocha. Sea cual sea el color, aunque me gustaría que fuera el oro que he perdido aquí”, afirmó, tras abandonar las lágrimas y parecerse un poco más al Lavillenie duro e implacable que se mostraba antes de la final en Río.
Fuente: Clarín.com