Una mujer indígena que entierra a su bebé en una plaza de Asunción es solamente el reflejo simbólico de la situación que sufren los pueblos originarios en el país, según Lilian Soto presidenta de la organización política Kuña Pyrenda. Son sectores olvidados que no tienen respaldo y protección del Gobierno.
Para la activista los indígenas son supuestamente reivindicados en cuestiones folclóricas y culturales pero no en sus derechos. Se les niega el acceso a la tierra, educación, salud y por ende a una vida digna, señala el comunicado de la organización.
La joven que enterró al feto en la Plaza de Armas pertenece a la comunidad Jetyty Mirî, que fue desalojada de sus tierras a la fuerza hace más de un mes por empresarios brasileros que se adjudicaron con la propiedad. Sus hogares y pertenencias llegaron a ser incendiados en esa ocasión.
“Con esta comunidad (Jetyty Mirî) se evidenció de una manera demasiado burda la desigualdad. Me queda todavía en la retina y en los oídos el lamento de las mujeres que lloraban sus casas quemadas. Y desde entonces, ellas están en la plaza de Asunción. Esto evidencia no solo la violencia contra los indígenas, sino también contra las mujeres”, lamentó Lilian Soto.