“En la historia de la política, el marido de Hillary Clinton abusó de más mujeres que cualquier otro hombre que conozcamos. Ella fue una facilitadora, y trató horriblemente a esas mujeres, recuerden eso. Algunas quedaron destruidas, no tanto por él como por la manera en la que ella las trató después”, dijo Donald Trump durante un acto realizado el 7 de mayo en Spokane, Washington.
Su estrategia es llevar la disputa al lodazal de la confrontación personal, el terreno que más le gusta. Las redes sociales son su plataforma preferida para dar esta batalla. En Twitter se refiere a Clinton como “Crooked Hillary”, que se podría traducir como la deshonesta, la corrupta, y la ataca permanentemente a ella y a su esposo.
Pero el embate más fuerte fue un video publicado en Instagram. Empieza con audios de dos mujeres que denunciaron a Bill Clinton por abuso sexual, Juanita Broaddrick y Kathleen Willey, mientras de fondo se ve una imagen del ex presidente (1993 – 2001) fumando un habano. Luego se escucha una carcajada de Hillary y aparece una foto suya al lado de su esposo, también riendo. “¿Vamos a volver a esto?”, se pregunta una placa al final.
“Trump tratará de ganar atacando personalmente a Hillary. Es lo que hizo en la campaña republicana —dijo Wald—. Va a arrojar lodo de forma indiscriminada sobre la conducta de Bill Clinton, Benghazi (en 2012 hubo un atentado en la embajada de Estados Unidos mientras Clinton era secretaria de Estado), y los emails. Intentará elevar su imagen negativa hasta el nivel de él para neutralizar sus propios defectos”.
Si algo favorece a Trump es que el pasado del ex matrimonio presidencial está regado de polémicas. La denuncia de Broaddrick se remonta a 1978, cuando trabajaba para la campaña del entonces procurador general de Arkansas, que luchaba para llegar a la gobernación del Estado. Ella asegura que él la violó y que Hillary lo encubrió. Willey lo acusó de manosearla en la Casa Blanca. A ellas se suma Paula Jones, que lo denunció por acoso a mediados de los noventa.