Fuente: Infobae
Recubierto en pintura dorada, la figura de Mao Zedong sobresale en la planicie. Sentado, con las manos unidas en su cintura, el dictador chino mira el horizonte. Detrás suyo, una grúa ultima los detalles de lo que será la gigantesca silla en la cual reposará.
La estatua es monumental, como la mayoría de las obras de tributo hechas en China. Y una ironía del destino quiso que fueran capitalistas quienes aportaran los fondos para solventar su costo: 500 mil dólares. Con una altura de 36 metros, el líder del Partido Comunista chino fue alzado en el poblado de Zhushigang, en la provincia central de Henan.
Pero lo llamativo del monumento en honor al genocida chino es que una cabeza suya permanece a sus pies. Nadie explicó esta “bicefalía” en la provincia de Henan. La increíble estatua fue construida en tan solo nueve meses y terminada en diciembre pasado.