El bulevar comercial de Lincoln Road, en Miami Beach, es célebre por su variopinta fauna: hombres con abdominales inyectados de silicona, mujeres que asfixian sus curvas en lycras, jóvenes con los calzoncillos al aire… y, esta semana, una serpiente pitón.
Entre todos los bípedos que paseaban por Lincoln Road, apareció un reptil de casi dos metros que descansaba, así como suele hacer el resto de la fauna local, bajo la sombra de una palmera.
La policía de Miami Beach -un islote turístico frente a la costa de Miami, Florida- acudió a un llamado de emergencia y capturó a la pitón de Burma en un episodio que fue fotografiado y filmado, al parecer, por cuanto transeúnte con celular pasaba por allí.
“¡Capturamos al sospechoso! Los oficiales respondieron a una llamada por una serpiente de seis pies”, escribió el miércoles en su Twitter, el jefe Daniel Oates.
Es una ocurrencia infrecuente, pero en los hechos “las pitones burmesas son comunes en el ecosistema de los Everglades y en las zonas aledañas del sur de Florida”, advirtió el viernes a la AFP Carol Lyn Parrish, portavoz de la Comisión de Pesca y Vida Silvestre de Florida (FWC, en inglés).
Parrish confirmó que la policía entregó la serpiente a la FWC y alentó a los floridanos a inscribirse en un programa de entrenamiento en la captura de pitones que organiza la institución.
Las pitones son peste en Florida. Fueron introducidas probablemente como mascotas a fines del siglo pasado y, tras ser liberadas en los pantanos conocidos como los Everglades, prosperan sin tener un predador que les dé caza.
El FWC introdujo en abril de este año un programa para incentivar con premios y recompensas a los ciudadanos para que colaboren con las autoridades en la captura de estas constrictoras, que hacen estragos en el ecosistema floridano.
En enero de este año, en medio de los concursos de captura de pitones y otros esfuerzos por controlar esta plaga, la FWC contrató a dos cazadores de una tribu del sur de India, quienes entre otras constrictoras dieron caza a una serpiente de 4,8 metros. AFP