Un grupo de científicos europeos ha descubierto que la espermidina, un compuesto presente en los quesos curados y también en las leguminosas y en ciertos cereales, ayuda a las células a reparar las partes dañadas, lo que ayuda a prolongar la vida.
Según comprobaron en un momento temprano de la investigación, que ha sido publicada por la revista ‘Nature Medicine’, la espermidina alarga la vida de las moscas de la fruta y de sus larvas.
En otra fase de la investigación se dio espermidina disuelta en el agua a un grupo de roedores mientras que a otro grupo se proporcionó agua normal. Los resultados revelaron una mayor esperanza de vida en aquellos roedores que habían ingerido espermidina, manifestándose los efectos incluso en los ratones que la tomaron a una edad adulta. En los animales que comen mucho queso se observó una mejora en el funcionamiento del corazón y una reducción de la presión sanguínea.
En otra etapa del experimento en la que participaron 800 voluntarios italianos, se comprobó que aquellos que tenían un alto nivel de espermidina en su dieta presentaban una tensión arterial más baja y un 40% menos de riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Según datos de otro estudio, la gente que consumía unos 80 gramos de queso curado al día aumentaba sus niveles de colesterol bueno, en comparación con aquellos que comían queso no curado o que ni siquiera lo probaban.
RT