La idea de Happy Rizzi nació en 1997 cuando Jäschke Olaf, dueño de la galería aeschke en Brunswick, el artista Pop de Nueva York James Rizzi y el arquitecto Konrad Kloster, se juntaron para discutir la edificación de un recinto de 5 pisos dedicado al arte. Seis meses después, el proyecto se puso en práctica.
Aunque, al inicio la idea tuvo mucha resistencia por parte de los habitantes del pueblo, dado que esta es una ciudad muy conservadora y antigua, al final el proyecto logró cautivar a todos. Con sus coloridos diseños, sus divertidos personajes y su única edificación, este edificio se ha convertido en un punto indispensable en la guía del turista que visita Brunswick.
La casa es, actualmente, muy valorada por la felicidad y el optimismo que esparce a cada quien que la ve.
Fuente: James Rizzi