El paradero de Hassan Mohammad, conocido también como Abu Ubaidah al-Masri, es desconocido. Las autoridades del Estado Islámico lo buscan por toda Siria para “ejecutarlo en público” con alguno de sus sanguinarios método-, pero el antiguo recaudador de los terroristas tiene recursos de sobra para permanecer a resguardo: al menos un millón de dólares.
Semejante suma no fue amasada a través de negocios genuinos. Mohammad/Al Masri es un egipcio que llegó al naciente califato entre 2012 y 2013, después de trabajar en el Golfo Pérsico, para hacerse cargo de ordenar y engordar las finanzas. Abu Bakar al-Baghdadi necesitaba empezar a recolectar recursos a través de la población.
Mohammad no es un yihadista nato. Es un hombre de números. Sin embargo, se valió de la crueldad de los asesinatos, del miedo que generan las brutales ejecuciones y de la Hesba, la temible policía religiosa, para motorizar las recaudaciones.