El informante dijo que los cuerpos estaban enterrados cerca de la playa.
Cuando forenses y militares empezaron las excavaciones aparecieron primero cuatro cadáveres, luego fueron ocho y dos días después sumaron 18 personas en la fosa clandestina.
En un país como México, donde casos como éste suman miles en los últimos años, el hallazgo podría ser uno más.
No fue así. Porque la fosa localizada en junio pasado, se encontraba a unos kilómetros de Los Cabos, Baja California Sur.
Hasta hace poco, era difícil pensar que en uno de los balnearios más exclusivos de México aparecieran personas asesinadas y luego enterradas clandestinamente.
Pero ocurrió. Medios locales como el Semanario Zeta señalaron al grupo de Dámaso López Núñez, “El Licenciado”, como responsable de la fosa. Fue uno de los principales colaboradores de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, uno de los líderes máximos del Cartel de Sinaloa.
La fosa en el balneario era parte de la guerra interna que, antes de ser detenido, libraba junto a su hijo, Dámaso López “El Mini Lic” y bandas aliadas para controlar la organización.
Las personas enterradas en el cementerio clandestino revelaron algo más: la guerra del narcotráfico alcanzó a los paraísos turísticos mexicanos.
Sin embargo, a pesar de los hechos violentos en este y otros destinos turísticos, el flujo de visitantes no ha bajado y todavía se respira cierto aire de normalidad, especialmente en las zonas más concurridas de los balnearios.
La dureza de los números
El 21 de julio el gubernamental Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), reveló que junio fue el mes más violento en todo el país desde 1997, cuando empezó a medirse el índice delictivo.
Una de las zonas donde las estadísticas marcaron problemas es Los Cabos, un balneario que visitan con frecuencia algunos de los artistas más conocidos de Hollywood.
Según los datos oficiales, en 2016 la Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California Sur, estado donde se encuentra esta ciudad, realizó 50 investigaciones por homicidio doloso.
En el primer semestre de este año los expedientes por asesinato sumaron 133.
Pero ello no ha afectado la popularidad del balneario. El promedio de ocupación es del 74% y en fines de semana es casi completa, según la Asociación de Hoteles local.
Al mismo tiempo en este lugar el 54% de los habitantes asegura sentirse inseguro, de acuerdo a la edición de junio de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), un porcentaje inferior al promedio nacional, que se ubica en 74,9%.
No es el único destino turístico con problemas. En enero pasado en Cancún, en el sureste del país, ocurrieron varios enfrentamientos armados en el área turística.
El 26 de julio fue capturado el jefe del cartel de Los Zetas en el balneario, y pocos días después aparecieron restos humanos en bolsas de plástico.
Según la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) y la Secretaría de Gobernación, el incremento de la violencia se debe a una disputa de carteles de narcotráfico.
Incluso las autoridades enviaron cientos de marinos, soldados y agentes de la Gendarmería Nacional a los balnearios. Pero algunos especialistas creen que el problema requiere otras acciones, además de la vigilancia en las calles.
“La delincuencia organizada tiene cada vez más capacidad de fuego, ejercen mayor violencia”, le dice a BBC Mundo Guillermo Zepeda Lecuona, investigador del Colegio de Jalisco.
“Sigue el contubernio con la autoridad y el lavado de dinero. Estos dos temas se mantienen intactos”.
Aunque aquí la percepción ciudadana de inseguridad es mayor a la de Los Cabos, 79,3% de los encuestados, la ocupación supera el 90%, una clara muestra de cómo se mantiene como uno de los destinos preferidos por los mexicanos y los visitantes extranjeros.
“Realmente no hay un ataque directo hacia el turismo”, le dice a BBC Mundo el presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, Carlos Gosselín Maurel, “¿qué sí puede afectarnos al turismo? Sí nos puede afectar, no podemos tapar el sol con un dedo”.
“Lo que vemos ahorita en Cancún son turistas que reservaron hace un año”, agrega, “y a pesar de la reserva no hemos tenido efecto de cancelación, no hemos sentido afectaciones”.
Guerra de narcos
¿Por qué la violencia en los centros turísticos del país?
En el caso de Cancún la explicación es una añeja disputa de grandes carteles por la región costera de Quintana Roo, le dice a BBC Mundo Martín Barrón, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).
Durante varias décadas el Caribe mexicano ha sido una de las principales puertas de ingreso de cocaína.
En distintos momentos la zona fue controlada por los carteles de Juárez y Los Zetas, organizaciones que virtualmente fueron desarticuladas en los últimos años.
Pero eso incrementó la violencia, subraya el especialista. “Hay una disputa de grupos más pequeños, aumentó el número de levantones (secuestros), ejecuciones”.
“Aumentaron las extorsiones y la presión a discotecas, bares, centros nocturnos o casas de citas desde la zona hotelera de Cancún Benito Juárez hasta Xcaret, que están en el sur” de Quintana Roo.
En cambio, lo que sucede en Los Cabos es consecuencia de la guerra interna en el Cartel de Sinaloa.
Tras la captura y extradición de “El Chapo” Guzmán su principal colaborador, Dámaso López “El Licenciado”, pretendió apoderarse de la organización.
De acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional en esta disputa interna participa el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Este grupo apoya a López Núñez en la disputa por el mercado de Baja California Sur, donde se encuentra Los Cabos.
“El Licenciado” fue detenido en mayo pasado, y su hijo, Dámaso López Serrano “El Mini Lic” se entregó al gobierno de Estados Unidos el 27 de julio pasado.
No está claro si estos acontecimientos influyen en la seguridad del balneario.
“La violencia se democratizó”
Pero el narcotráfico no es la única causa de la violencia en los destinos turísticos mexicanos.
En mayo pasado fueron asesinados cuatro taxistas en San Miguel de Allende, Guanajuato.
Desde septiembre de 2016 en la población han ocurrido varias acciones de violencia, como explosión de bombas caseras en bares y secuestros.
Incluso en junio pasado fue detenido allí el jefe de una de las bandas de plagio más peligrosas del país, según la CNS.
San Miguel de Allende, por cierto, fue calificada por la revista Travel+Leisure como “la mejor ciudad del mundo” para visitar.
La Procuraduría General de Justicia de Guanajuato insiste en que la violencia se debe a la disputa de delincuentes locales.
Una reacción que, como en otros estados del país, beneficia a la delincuencia organizada, señala Zepeda Lecuona.
“La violencia se ha descentralizado y la impunidad se democratizó”, advierte.
“Ahora hay agentes del Ministerio Público que controlan bandas criminales, policías de sector que tienen redes de pequeños asaltantes. Por eso aumenta la percepción de inseguridad en el país”.
Con información de BBC MUNDO.