El ministro de Salud, Mansukh Mandaviya, declaró que el envío de las vacunas excedentes refleja “el compromiso de la India en la lucha colectiva mundial contra el COVID-19” aunque advirtió que la prioridad del país seguirá siendo vacunar a su propia población.
India se perfilaba como un surtidor importante de vacunas, especialmente para programa COVAX respaldado por la ONU que busca entregar vacunas contra el COVID-19 a los países pobres. El país comenzó a exportar vacunas en enero, pero dejó de hacerlo para atender el abrupto aumento de casos suscitado en abril, que posteriormente desembocó en la dispersión de la variante Delta (más contagiosa y letal que el coronavirus original, según expertos) por diversas partes del mundo.
La suspensión de los envíos dejó a muchos países pobres sin vacunas.
Antes de la suspensión, India había donado 66 millones de dosis a casi 100 países.
Mandaviya no especificó cuántas dosis serían exportadas. Indicó que la producción mensual de vacunas en el país había aumentado a más del doble desde abril y que en octubre alcanzará 300 millones de dosis.
“Ayudaremos al mundo y cumpliremos con nuestro compromiso con el COVAX”, declaró.
El Serum Institute of India, principal fabricante de vacunas del mundo, está actualmente produciendo unas 150 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca por mes, más del doble comparado con abril.
La campaña de vacunación en la India ha avanzado en meses recientes.
El país de 1.400 millones de habitantes ha aplicado más de 800 millones de dosis. Le ha dado al menos una dosis a más del 62% de la población adulta, y dos dosis a un 22% de la población.
Con información de The Associated Press.