Escauriza comenta que el término “expulsión” ya no se utiliza, ahora se habla de “cambio de ambiente”, en casos extremos. Asimismo, el alumno ya no firma el libro de disciplinas y las sanciones son dependientes de las normas de convivencia de cada institución.
Anteriormente, el alumno podía ser suspendido por varios días, dependiendo de las faltas en las que haya incurrido. Hoy, las instituciones siguen recibiendo a los estudiantes aunque hayan presentado mal comportamiento. “Durante la suspensión, los niños van a la escuela, pero se trata que trabajen en las bibliotecas o en algunas medidas socioeducativas”, explicó Escauriza.
Ante el eventual caso de que los alumnos puedan portar algún tipo de arma en la mochila, la funcionaria del MEC insta a los padres a que realicen el seguimiento a sus hijos.
Por otra parte, denuncias que llegaron hasta nuestra redacción señalan que en las instituciones educativas alegan, que ya no pueden sancionar a los alumnos, y que en lugar de firmar el libro de conductas, el niño debe pasar por consultas con psicólogos. Igualmente, en lugar de ser expulsados, las escuelas o colegios, realizan un proceso protocolar, a fin de que el niño sea reubicado en otra institución, pero no sin antes culminar el año.