Miles de filipinos se congregaron para celebrar el Jueves Santo en las afueras de Manila y en San Fernando, famosa por los sangrientos rituales con los que los penitentes emulan el calvario de Cristo.
Hombres de todas las edades fueron llegando descalzos a la catedral de San Fernando, situada a unos 62 kilómetros al norte de Manila, muchos de ellos flagelándose la espalda con un látigo mientras inician los ritos de la Semana Santa en el culto católico.
“Lo hago para limpiar mis pecados”, aseguró a la agencia EFE uno de los penitentes, Rynande Guindoi, que marchaba látigo en mano y con el torso descubierto y el rostro tapado por un pañuelo.
Fuente: INFOBAE