Jessica Cabrera vive en Queens con su hija y padres en el mismo edificio, aunque en departamentos diferentes. Comentó que su papá hace dos semanas fue diagnosticado con COVID-19 “y sigue con una tos que hasta ahora no le para”. “Comenzó con síntomas típicos de la gripe: tos, fiebre y dolores. Fue a la clínica y le hicieron el test, arrojando como resultado positivo una semana después. En ese tiempo también presentaron síntomas mi mamá, mi hermana y mi cuñado”, comenzó relatando en diálogo con La Unión.
En ese orden, dijo que, aunque no tenía síntomas, de todos modos, al igual que su familia, fue a la clínica para realizarse el examen del COVID-19, también arrojando resultado positivo. “Yo fui asintomática. No tenía fiebre, tos ni problemas respiratorios. Anduve por la calle y quién sabe a cuántas personas habré contagiado”, afirmó. No obstante, comentó que al 12º día de portar el virus comenzó a perder los sentidos del olfato y del gusto.
En cuanto a su padre, Jessica aseveró que está en la casa recuperándose, aunque casi no tiene hambre, al igual que su madre. Sobre el punto, dijo que los hospitales solo permiten internación de enfermos con COVID-19 en caso de que presenten cuadros muy graves o alguna precondición.
Jessica afirmó que trabaja en una universidad de Nueva York y, afortunadamente, puede realizar su trabajo de forma online.
También detalló que el servicio de metro está activo, aunque en menor medida que lo habitual, así como están abiertas las farmacias y supermercados.