Con poco más de 800.000 habitantes Guyana, ubicada entre Venezuela y Surinam, es el país con el mayor promedio de suicidios a nivel mundial.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 44,2 de cada 100.000 personas se suicidan en esta excolonia británica que obtuvo su independencia en 1966. Como punto de comparación, el Reino Unido tiene un índice de 6,2 suicidios sobre 100.000 habitantes.
En cifras absolutas se calcula que hay unos 200 suicidios y 500 intentos por año.
Más allá de estos datos, el doctor William Adu-Krow, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la OMS en Guyana señaló a la BBC que el hecho de que haya instituciones que reportan suicidios “no significa que esa sea la cifra precisa”.
El especialista explicó que “alguien puede haber bebido veneno, pero cuando acude al hospital, debido al estigma, solo dice que se siente mal o no puede respirar”.
Según la ONG Fundación Guyana, citada por el portal Nuevo Día, el alcoholismo desenfrenado es un factor de primera importancia en su propio estudio de los suicidios en el país. En este sentido Supriya Singh-Bodden, fundador de la organización, señala que “no es que exista una tendencia de los nativos al suicidio ni nada por el estilo”.
El suicidio colectivo más grande del mundo
Si bien no existe una relación directa con las estadísticas actuales, este país sudamericano cuenta con un hecho muy particular en su historia reciente que lo hizo mundialmente conocido.
El 18 de noviembre de 1978, en la jungla de Guyana, cerca de la frontera con Venezuela, 913 estadounidenses miembros de la secta Templo del Pueblo, se suicidaron simultáneamente. Lo hicieron bebiendo cianuro bajo las órdenes del reverendo Jim Jones.
Según recordó el diario Página/12 la colonia agrícola donde vivían los miembros de la secta se llamaba Jonestown y fue fundada en 1973. “Era para algunos el paradigma de la felicidad multirracial, con pretensiones igualitarias y dominada por un cuarentón con enorme carisma e ideas marxistas que creía ser la reencarnación de Lenin, Jesucristo y Buda”, sostiene el diario.
Sin embargo, con el correr del tiempo las cosas fueron cambiando. Jynona Norwood, antiguo pastor de la Family Christian Cathedral, en Los Ángeles, relató que “la gente tenía miedo de Jim Jones, trataba de huir. Una vez que llegabas, no te podías marchar”.
Finalmente sucedió este hecho trágico que marcó la historia del país.
No obstante, quienes llevan adelante la lucha para disminuir este flagelo en Guyana, buscan desligar el problema actual de aquel hecho. “Hemos tratado de superar el estigma de Jonestown, que no tuvo nada que ver con Guyana en sí. Fue un culto que vino a nuestro país y dejó una mancha muy oscura”, declaró Supriya Singh-Bodden.
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