El histórico Cadillac adquirido por Juan Domingo Perón en 1955 fue restaurado por el Gobierno de Mauricio Macri. El lujoso automóvil estuvo abandonado durante décadas en uno de los galpones de la quinta presidencial de Olivos, casi a la intemperie y con cacá de palomas ensuciando su costoso tapizado.
Lo usaron Charles De Gaulle, Dwight Eisenhower y el Príncipe Felipe de Edimburgo. También Jorge Rafael Videla, Hugo Chávez, Ricardo Alfonsín, Carlos Menem y Fernando De la Rúa. El único que no llegó a manejarlo fue quien lo compró, el expresidente que hasta hoy dejó huellas y corrientes políticas en Argentina, Domingo Perón.
Su restauración, que corrió por cuenta de la Fundación Museo del Automóvil, demandó 11 meses y el trabajo de más de 50 personas que lo dejaron como nuevo, aunque el Gobierno ha decidido no usarlo y dejarlo en exhibición en el museo de la Casa Rosada.
El mítico automóvil penas recorrió 18.000 kilómetros en seis décadas. Fue el presidente Mauricio Macri, fanático de los autos de colección, el principal impulsor de su restauración, aunque, por ahora, no lo usará.
El actual Presidente argentino quiso usarlo para su acto de asunción, el 10 de diciembre de 2015, pero los técnicos que trabajaron en él no llegaron a tiempo. Quisieron reemplazarlo con uno similar al que dejaron a punto un día antes del acto, pero al despertar -con el mandatario y su mujer, Juliana Awada, a bordo- el muletto no quiso arrancar, por lo que la caravana oficial se realizó en modernas camionetas.