El fracking ya le está rindiendo sus primeros frutos a Estados Unidos, y una prueba de ello es que en 2014 se rompió una tendencia histórica: por primera vez EEUU trepó a la cima de países productores de petróleo (desplazando a Arabia Saudita), y también se ubicó por encima de Rusia en la clasificación de naciones que extraen más hidrocarburos (el conjunto del crudo y el gas).
Otra de las grandes ventajas que la fracturación hidráulica de la roca le dejó a Washington es que le permitió satisfacer el 90% de sus necesidades de energía a nivel interno.
Este “nuevo orden mundial” dentro del mercado petrolero quedó registrado dentro del anuario estadístico de 2015 confeccionado por British Petroleum. En el mismo se constató el avance de Estados Unidos hasta lo más alto del ranking global, un escenario que ya había sido pronosticado hace al menos dos años por la Agencia Internacional de Energía (AIE).
El año 2014 fue clave para el mercado del crudo a nivel internacional. El desplome del 50% en los precios sentó las bases de una guerra comercial entre las tradicionales potencias productoras del Golfo Pérsico y las empresas del país norteamericano, que vive un verdadero “boom” petrolero.
Durante el año pasado la producción en EEUU se incrementó en 1,6 millones de barriles diarios -la mayor subida en el planeta- y alcanzó los 11,6 millones de barriles cada 24 horas, un 15,9% más que en 2013 y 139.000 por encima de Arabia Saudita, según publica el periódico El País, de España.
Así se convirtió en la primera nación en aumentar su producción en al menos un millón de barriles al día durante tres años consecutivos, gracias a lo cual finalmente llegó a la cima de países productores de hidrocarburos. Un liderazgo que Bob Dudley, economista jefe de BP, definió como “una perspectiva impensable hace 10 años”.