“Yo estoy instalado en la ciudad de Amberes, pero me movilizo por todo el país. Por ejemplo, hay paraguayos y otros latinos que viven en la frontera con Holanda y se acercan hasta mi local para comprar chipas”, afirmó Emilio en conversación con La Unión.
Indicó que también elabora otras comidas tradicionales de Paraguay y de esta región de Sudamérica, como por ejemplo pajagua mascada, sopa paraguaya, chipa guasu y mbeju, entre otros, aunque las chipas son las más consumidas.
Tiene clientes no solamente paraguayos ni otros latinos, sino también mismos belgas, quienes quedaron encantados con estos alimentos que integran la cultura de nuestro país.
En cuanto a las materias primas para fabricar las comidas, dijo que tiene contacto con una amiga que trabaja en una distribuidora instalada en París, capital de Francia, a través de la cual realiza los pedidos de ingredientes. El precio de cada chipa es de 3 euros (aproximadamente G. 25.000 al cambio actual), aunque también ofrece a 25 euros por docena.
Consultado sobre cómo tomó la decisión para viajar a Europa, el compatriota dijo que fue tras contraer matrimonio, citando que eligió Bélgica porque quería aprender un nuevo idioma y otras culturas.
Emilio comentó que en Bélgica vive hace un año y medio y que antes estuvo 5 años en Francia. Fue en el país galo donde despertó su interés por la cocina. “Como trabajé en París en un restaurante argentino, fue allí donde me impulsé en la cocina. Es como que algo estaba dormido. Mientras no lo probás, no te das cuenta. Fue mi amiga de París la que me impulsó a esto”, destacó.
“Me gusta hacerlo porque me quiero demostrar al mundo lo que hacemos y de lo que somos capaces, además de lo rico que somos como cultura”, resaltó el paraguayo.