Cerca de un año después de que se registraran los primeros casos de COVID-19 en Wuhan, China, Estados Unidos sigue siendo el país más golpeado por la pandemia a nivel global.
Este jueves registró su récord más alto de muertes: 3.157 personas perdieron la batalla frente al virus en solo 24 horas, una cifra que coincide con nuevos picos máximos diarios de hospitalizaciones.
El territorio estadounidense encabeza la lista del total de 64.683.202 contagios y 1.496.055 muertes en todo el planeta, según el conteo independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Fueron 3.157 personas las que perdieron la vida por el virus en el último día, de acuerdo con la Universidad Johns Hopkins, una cantidad similar a los cerca de 3.000 estadounidenses que fallecieron en los atentados del 11 de septiembre de 2001, los peores de la historia de este país.
Estados Unidos rompe así su propio récord de fallecimientos por el COVID-19, pues alcanzó cerca de 1.000 decesos más de los registrados en la primera ola de la pandemia, en mayo.
Pero los datos no indican que el brote vaya a dar tregua próximamente. Las hospitalizaciones alcanzan nuevos picos todos los días, por lo que los profesionales de salud intentan desesperadamente agregar camas y encontrar enfermeras y médicos adicionales.
Un informe de la agencia estadounidense AP señala que los gobernadores de los estados más afectados como Wisconsin y Nebraska tratan de acudir a las enfermeras en jubilación y de convencer a los estudiantes universitarios, que aún no han obtenido sus licencias, de que trabajen en hospitales a cambio de obtener créditos académicos o salarios deslumbrantes. Los profesionales de salud no dan abasto con la magnitud de la emergencia sanitaria.
Con información de France 24.