“…A tempranas horas de la mañana, el Primer Magistrado y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación …, acudió a su despacho del Palacio de López donde cumplió con sus obligaciones del día…”. Con esta cantinela cotidiana, la Cadena Paraguaya de Radiodifusión de otros tiempos anticipaba la larga lista de audiencias concedidas por el único líder además de recibir a “altos dignatarios extranjeros” en Palacio. Sabíamos entonces quien llegaba y quien se iba del Paraguay, quienes “contraían enlace” (el lenguaje era prolijo) y los que encaraban un proyecto que mereciera una palmada del Jefe de Estado y su misericordiosa bendición para alguna “ventajita” adherida a la iniciativa. Fuera de estas categorías, se anotaban los aduladores de todo tiempo acercando una donación para los inundados, o para manifestar su “lealtad insobornable” y apoyo al “gran estadista” por su “patriótica y tesonera labor de gobierno que propios y extraños pueden admirar a lo largo y a lo ancho de la geografía nacional”. Aquellos cotidianos reportes concretaban un raro estilo de crónica literaria, aburrida pero precisa, en la que se mezclaba farándula y deportes, recuento de “decretos oficiales” con actividades sociales diversas. Las novedades omitidas en la cadena, eran profusamente comentadas en la “radio so’o”, el whatsap de la época, de generalizada práctica como el actual. Por ella se sabía quienes habían “caído en desgracia”, los “escandaletes” de la farándula política y alertas sobre posibles conspiraciones. Entre otras varias noticias.
Hoy, casi nada es igual y el parecido se remite a que Mburuvicha róga sigue alojando los “sueños de eternidad”. Los “escandaletes” de otros tiempos se graduaron de grandes escándalos y ya no se producen esporádicamente ni son temas de radio so’o, sino compiten en la primera plana de los medios con todos sus escabrosos detalles. A pesar de todo, de la actividad de Don Horacio Manuel Cartes Jara se sabe poco. Hay jornadas en las que de un par de reuniones “al borde de la cama” con sus asesores (ver entrega anterior), salta a una actividad prevista para las …¡18 horas! Es decir: no tenemos idea de lo que hace nuestro Karai guasu durante cerca de …¡ocho horas! … ¡toda una jornada laboral! Situación que se ha repetido muy frecuentemente en los últimos meses. No decimos que se dedique a la holganza sino simplemente no se sabe qué hace en ese tiempo. Y suponiendo que todo estuviera marchando razonablemente bien, con problemas que se presentan -como es natural- pero que se encaran y resuelven, nadie opondría reparos; pues imaginaríamos que en esos agujeros negros de la actividad oficial, algo útil se estuvo craneando para la buena marcha del país. Pero las cosas siguen lamentablemente de mal en peor y en medio del cotidiano marasmo, alguien querría relacionarla con la muy manifiesta inactividad presidencial. Es decir, si nos atenemos a lo que puede leerse en la página web correspondiente.
Pero lo anterior se afirma además en el hecho que el Sr. Cartes pareciera estar acostumbrado a dar órdenes a gente muy obediente. Detalle que en la esfera privada puede ser una virtud pero que en la pública, es opuesto a lo deseable. Porque si el Jefe “no da en la tecla” o se pierde en el camino de las soluciones, la “lealtad incondicional” debe obligar al selecto colectivo de cerebros que le rodean (bueno … algunos no tanto), para aconsejar lo correcto, lo legal y conveniente. Pues si los personalismos constituyen -ya desde hace tiempo- un anacronismo, en los períodos democráticos solo sirven para promover la ineficiencia o la anarquía. O peor: las dos cosas juntas. Porque en vez de consolidar las instituciones, un Gabinete obediente pero desconectado y disperso, remite las decisiones de gobierno al “leal saber y entender” del que manda. Error de apreciación que pudo estar sobre entendido cuando el “centenario Partido” modificó sus estatutos para consagrar a un “exitoso empresario”, como candidato primero y después, como Presidente. Decisión que pudo servir para ganar las elecciones pero que no sirve como está demostrado, para dirigir un equipo o gobernar una Nación.
Sin ir demasiado lejos y para ver de cerca lo que podría generarse en nuestro país en algún momento no demasiado lejano, YA tenemos en la región a varios ejecutivos nacionales que fueron descarrilando uno tras otro, llevando a sus maquinistas hacia el seguro camino del olvido y posiblemente, el de la cárcel. Pues ellos, los Kirchner, Lula/Rouseff y Maduro’s, convencidos que al ser electos se hicieron indiscutibles o infalibles, pretendieron que las patotas a quienes favorecieron y en quienes se apoyaron, eran en realidad “el pueblo”. Craso y repetido error que ni siquiera ha tenido en cuenta las muchas lecciones que ofrece la Historia.
Revisemos entonces -para concluir- la Agenda Presidencial. Y notaremos que las instituciones no se consolidarán en el Paraguay si sobre el trabajo en equipo, el rigor de la calidad y el escrupuloso apego a la ley, siguen prevaleciendo las decisiones del “hombre providencial”. El carisma de un “exitoso” y su exclusiva voluntad quien pretenderá siempre ser exonerado de los fracasos de sus Ministros, como ahora ha sucedido con Marta Lafuente.
De manera que, señoras y señores lectores, ¿es o no importante que sepamos dónde está el Presidente?… haciendo qué? … y sobretodo, con quién?
Por Jorge Rubiani.