Gloria Díaz Romero, de 35 años, era una trabajadora del IPS de San Pedro. Aparentemente se contagió allí del COVID-19 y fue trasladada hasta el Ingavi de San Lorenzo, también perteneciente a la previsional, debido a que en aquella dependencia del segundo departamento no se cuenta con unidades de terapia intensiva.
“Por medio de un doctor conseguimos terapia. Estaba consciente el pasado viernes, aunque con dificultades para respirar. Los médicos no hicieron bien su trabajo”, lamentó Lida Romero, hermana de Gloria, en conversación con La Unión.
Comentó que desde el domingo por la tarde Gloria rogaba a su hermana Lida que busque una cama de terapia intensiva, tomando en cuenta que llegó al Ingavi el pasado viernes y solo la internaron en sala común. Lida estaba en San Pedro.
“Decían que no tenían terapia, pero no nos avisaron a nosotros (…) Lo que nos decían era que el tratamiento era así. Baja de momento la saturación, le hacían oxigenación y vuelve a normalizarse”, afirmó Lida.
Ante este escenario, la misma Gloria comenzó a gestionar y averiguar si dentro del Ingavi había disponible alguna cama de UTI.
Sobre el punto, Lida mencionó que su hermana le envió el último domingo por la tarde una nota de voz al respecto, en el que le pidió que desde San Pedro vaya hasta ese hospital sanlorenzano para que ella insista con la consecución de cama de UTI, debido a que Gloria ya no mejoraba.
“Averigüé y un médico me consiguió. El médico estaba seguro de que mi hermana había entrado a terapia el domingo a las 10 de la noche, pero resultó ser que ya no. A las 6 de la mañana (de ayer) Gloria me hizo una llamada normal. Entré a mirarla desde la puerta y me dijo ‘yo ya no voy a aguantar, hablá con mi directora, te va a ayudar’ (…) Le encontré al doctor (que le había atendido) y le pedí que le salve a su hermana. Él se levantó y se fue. Había sido mi hermana ya estaba en lo último. Cuando la intubaron ya le dio el paro”, relató.
Lida afirmó que habían conseguido el informe para ser trasladada a otro centro asistencial, ante la falta de camas de terapia intensiva, pero ya fue tarde porque Gloria ya no podía ser movilizada.
Lida acusó directamente a los médicos de haber dejado morir a su hermana, cuestionando que “ellos juraron ante Dios defender una vida y no lo hicieron”. “Ella dio la vida por esta institución. Ella defendió a toda costa esta institución y esta institución no le salvó la vida”, repudió, asegurando que, si sobrevivía, a como dé lugar iba a denunciar lo ocurrido por supuestamente no contar con el informe para derivarla a otra unidad de terapia intensiva.
También afirmó que Gloria “era la persona más sana” y que no tenía enfermedades de base como para que el Ministerio de Salud o los propios médicos del Ingavi quieran justificar su muerte.
“Soy creyente. Es fácil decir que fue voluntad de Dios, pero esto fue voluntad de personas humanas”, repudió.
Así mismo, lamentó también que por imprudencia de los médicos que no la atendieron como debía Gloria dejó tres niños huérfanos y a su madre anciana. “Ella merecía seguir viviendo, le privan a sus hijos de que crezcan con su mamá”, finalizó.