En enero del 2016 la Policía española ingresó al hogar de la Familia Hopkins, debido al monto que debía debían por el alquiler. La denuncia la hizo la propietaria de la casa. El caso que está en manos de la Justicia va a cumplir un año.
Los oficiales entraron a la vivienda cuando encontraron el cadáver de un niño de 8 años. Uno de los hijos de los estadounidenses Bruce y Schrell Hopkins, que había fallecido al menos un mes antes del hallazgo policial.
Los padres dijeron a los agentes que el niño estaba dormido a pesar del olor nauseabundo que inundaba la sala. La Fiscalía sostiene que el niño no fue asesinado, pero que sus padres pudieron haber evitado su muerte que aparentemente se debió a problemas respiratorios.
La acusación sostiene que Bruce y Schrell Hopkins antepusieron sus creencias religiosas, de la Iglesia Pentecostal (ramificación del cristianismo protestante), a la medicina tradicional que pudiera haber ayudado a la salud de su hijo. En la casa se encontraron remedios homeopáticos.
La familia, aparentemente cuando falleció el niño, perdió el sentido de la realidad. Lo habían dejado acostado en la cama, como cuando había sufrido la crisis respiratoria que supuestamente le produjo la muerte.
Fuente: La Vanguardia.