Antes de la batalla de Azincourt en 1415, hace ya más de 6 siglos, en plena Guerra de los Cien Años, a los franceses, que anticipaban y se mostraban muy confiados en conseguir una victoria frente a los soldados ingleses, les surgió la idea de cortarles el dedo del medio a cada una de las manos de los prisioneros de guerra rivales, ya que precisamente sin ese dedo les sería imposible disparar los arcos de flechas británicos, que ya existían en aquella época. Por lo tanto, dejarían de usar esa imprescindible arma en futuras batallas y ellos facilitarían su triunfo en a lo largo de la guerra.
Estos arcos estaban fabricados con la madera del árbol de tejo. La acción de lanzar flechas era conocido vulgarmente entre los soldados ingleses como “halar el tejo” (pull of the yew, en inglés), refiriéndose al árbol.
Soldados ingleses en la Batalla de Azincourt.
Para mala sorpresa de los franceses, los ingleses finalmente ganaron la batalla de Azincourt. Después les dieron muestras de que sabían todos los planes de los franceses, acerca de estrategias y posibles movimientos, mostrándoles el dedo del medio frente mismo a ellos, mientras decían burlándose de los prisioneros de guerra: “aún podemos halar el tejo”.
De esta forma, surgió esta costumbre que posteriormente se extendió por todo el mundo con el objetivo de demostrar burla, sarcasmo y desafío.
Con información de minutouno.com.