Corea o Nicaragua

En la semana que terminó, el congreso coreano destituyó por la vía del juicio político a la presidenta Park Geun Hye.

La presidenta Park fue destituida, incluso con los votos de su propio partido, por haber favorecido con información privilegiada del Estado a su amigo Choi Soon-sil, quien sin tener cargos oficiales en el gobierno tuvo acceso a documentos e informes exclusivos de la presidencia de la República a través de dos asesores, Ahn Jong-bum y Jeong Ho-sung, para obtener beneficios de unos setenta y cinco millones de dólares de varias empresas coreanas y canalizarlos a fundaciones supuestamente relacionadas con la promoción de la educación y el deporte.

La Fiscalía General del Estado acusó entonces de colusión a la presidenta Park, y a los tres otros involucrados. El Congreso convocó a los extorsionados, Samsung y Hyundai entre otros, quienes confirmaron haber realizado las donaciones denunciadas.

Las publicaciones sobre el esquema condujeron a la realización de las mayores manifestaciones populares de protesta de la historia coreana, pidiendo la remoción de la presidenta Park por abuso de poder.

El 3 de diciembre pasado, el Congreso aprobó el juicio político de Park y el 9 de diciembre, ayer, por doscientos treinta y cuatro votos sobre trrescientos, destituyó a la presidenta Park del cargo.

El esquema que llevó a la sociedad y a los políticos coreanos a la destitución de Park es idéntico en todo, absolutamente idéntico al que usa el presidente Horacio Cartes con sus gerentes del grupo Cartes y su fundación Ñande Paraguay.

Pero en nuestro país, en vez de destituir a Cartes como corresponde, Pedro Alliana, Juan Darío Monges, Lilian Samaniego, Blas Llano y Fernando Lugo están conspirando para dar un golpe de Estado y perpetuar a Cartes en el poder.

Esa es la diferencia por la que un país que en 1953 era más pobre que Paraguay es ahora una potencia económica desarrollada y nosotros seguimos siendo pobres.

Alliana, Monges, Samaniego, Llano y Lugo prefieren beneficiarse de los negocios del grupo Cartes al costo de emular a la dictadura nicaragüense en lugar de actuar con patriotismo y, como los coreanos, destituir a un presidente que confunde el Estado con su estancia.

Los paraguayos tenemos que elegir esta semana, queremos ser como Corea, destituyendo a quienes se aprovechan del Estado para beneficiarse personalmente, o nos quedamos como Nicaragua bajo el yugo de un dictador rapaz por muchos años.

 

 

Por Enrique Vargas Peña.

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