Lemir comenzó relatando el comienzo de su intervención en el caso.
“La participación nuestra se dio desde antes de tocar el cuerpo, cuando se ingresa al túnel en esa habitación subterránea que hicieron en esa casa. Ahí se percatan los intervinientes de que había un olor y que había enterrado algo, cuando se dan cuenta de que se trata de tejidos humanos. Ahí nos dan participación para el desentierro. Era un cuerpo de sexo femenino con una descomposición importante, no había rostro que se pueda identificar y presentaba una putrefacción de tipo adipocira. Este último punto es muy importante porque el tejido adiposo se convierta en algo así como una cera y preserva las características externas de la piel, como por ejemplo en los dedos, que nos ayudaron a hacer la dactiloscopía y acelerar la identificación”, explicó Lemir en charla con La Unión Hace La Fuerza por Unión TV y radio La Unión.
Indicó que lo llamativo del hallazgo es que el cuerpo no estaba atado de pies ni de manos, pero sí tenía una mordaza hecha con cinta de embalaje que cubría la nariz y la boca.
Tras recoger el cuerpo, fue trasladado a la morgue, donde fue identificado inicialmente a través de un tatuaje y luego mediante una prótesis de mamas. “Se hizo la autopsia y, con los resultados de los exámenes a los órganos internos que a pesar estar putrefactos y tenían algo de conservación, nos permitió determinar que la muerte se produjo por asfixia, probablemente por sofocación provocada por la mordaza que encontramos”, expuso el forense.
Indicó que el cabello que se fue desprendiendo del cuerpo fue guardado y dos años después examinado mediante nuevas tecnologías, cuyos resultados arrojaron que Cubas fue sedada. “Creemos que por eso no fue atada”, dijo.
Finalmente, señaló que, con toda la investigación del caso, se concluyó que Cecilia Cubas fue enterrada viva, pero dopada y “termina falleciendo sin despertarse”.
Lemir señaló que, de acuerdo con los estudios, Cecilia Cubas fue asesinada entre 30 y 60 días antes del hallazgo.
Cecilia Cubas fue secuestrada el 21 de septiembre del 2004 por miembros del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). Fue encontrada muerta en el interior de un túnel de una casa en Villa Elisa el 16 de febrero del 2005.