“Mi papá es 0 (cero) negativo es por eso que nos inculcó la donación”, comenta Mendoza, quien complementa agregando que su padre era donador universal, sin embargo no podía recibir donaciones de cualquiera.
Comenta además que su padre estuvo 21 años enfermo de lupus, y fueron sus dos hijas quienes actuaron de donantes cuando lo necesitó.
En lo personal, expresó que perdió dos hijos por causa de su tipo de sangre: “Yo tuve cinco embarazos y tengo tres hijas”, relató. Aunque según su testimonio, en el primer caso pudo deberse a una negligencia pues la ginecóloga de turno extravió su ficha tres veces.
“Cuando empecé a tener perdidas me dijo: ¡Dios mío, sos de tipo negativo y no me dijiste! Yo le respondí: Si te dije, tres veces me hiciste la ficha”, lamenta Patricia.
En el segundo embarazo, comunicó que la perdida se dio en el interior del vientre y los médicos le dijeron que no podían hacer nada.
La situación de una persona con sangre negativa es preocupante, además es una preocupación que se extiende y es insistente: “Cuando veo un accidente de tránsito en la tele me pongo a pensar: ¿Y si me pasa a mí? Un accidente no está en mis manos, y si me pasa… ¿Quién me va a donar?”, “Cada vez que veo las noticias me pongo a pensar en eso, es lo nuestro de cada día”, expresa Mendoza.