“A nosotros no nos tuvieron en cuenta jamás, somos simples frentistas y nada más. En mi vereda nomas tengo 9 santerías, un copetín y el hotel. También están las chiperas, negocios de ropas, panaderías y un supermercado. Ni siquiera una notita ko nos dejaron para avisarnos de las medidas que se toman”, manifestó Angélica Bedoya, comerciante de la zona de la Basílica de Caacupé, en conversación con La Unión.
En ese sentido, cuestionó que precisamente en el momento que más ventas registran a lo largo del año se instaurará una serie de restricciones en la capital cordillerana sin por lo menos haber conversado con los comerciantes afectados, que ya han tenido que enfrentar un año de cuantiosos números rojos por la pandemia del coronavirus. “No les cuesta llamar, porque bien que para cobrar los impuestos o cuentas te llaman enseguida. No les importa un pepino”, repudió.
El Ministerio de Salud Pública anunció este miércoles que las misas en Caacupé serán a puertas cerradas ya desde este próximo fin de semana para evitar que sigan yendo peregrinos, ante la gran concurrencia de fieles hasta la Basílica en las últimas semanas pese a las recomendaciones sanitarias.
Además, se establecerá “fase cero” entre el 4 y 9 de diciembre en locales comerciales ubicados dentro del perímetro de 3 cuadras de la Basílica de Caacupé.
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Según anunció la viceministra de Economía, Carmen Marín, desde la próxima semana se comenzará a realizar pagos en concepto de subsidio a los 1.000 comerciantes afectados por las medidas, consistente en G. 500.000.